secesión vienesa. Klimt pintó lienzos y murales con un estilo personal muy ornamentado, que también manifestó a través de objetos de artesanía, como los que se encuentran reunidos en la Galería de
la Secesión vienesa. Intelectualmente afín a cierto ideario romántico, Klimt encontró en el desnudo femenino
una de sus más recurrentes fuentes de inspiración. Sus obras están dotadas de una
intensa energía sensual, reflejada con especial claridad en sus numerosos apuntes y
esbozos a lápiz, en cierto modo herederos de la tradición de dibujos eróticos de
Rodin e Ingres. Klimt se convirtió en un personaje muy notable en la alta sociedad
vienesa, y estuvo relacionado de un modo u otro con los más notables círculos
intelectuales del momento, en una época en la que Viena estaba dejando de ser
la capital mundial del arte. Juventud y formación Klimt nació en una pequeña ciudad,
Baumgarten, cerca de Viena, el segundo de siete hijos (tres chicos y cuatro mujeres).
Ya desde la infancia, los tres hijos varones
mostraron inclinaciones artísticas, que
podían haber heredado tanto de su padre, Ernst Klimt (1832-1892) que era grabador
de oro como de su madre, Anna Klimt (Finster, de soltera), cuya ambición frustrada
era dedicarse al canto. Klimt vivió en una relativa pobreza la mayor parte de su infancia,
en tanto que como familia de inmigrantes, el trabajo escaseaba tanto como las oportunidades
de promoción social. Fue por tanto sólo gracias a su talento que en 1876, con catorce años,
recibió una beca para estudiar en la Kunstgewerbeschule, la Escuela de Artes y Oficios
de Viena, donde se formaría hasta 1883 como pintor y decorador de interiores.
Sus maestros fueron Michael Rieser, Ludwing Minnigerode y Karl Hrachowina. Klimt
admiraba y reverenciaba al entonces pintor de moda, Hans Makart, y se sometió gustoso
a los dictados de una educación artística clasicista. Es por ello que su obra temprana puede
considerarse académica. En 1877 su hermano Ernst -que con el tiempo se convertiría
en grabador, como su padre- también fue admitido en la escuela.
Los dos hermanos, con la compañía de su amigo común Franz Matsch, comenzaron a trabajar juntos:
Hacia 1880 ya gestionaban modestos encargos como un colectivo que se hacía llamar la
"Compañía de artistas", colaborando como asistentes de su profesor en la decoración
del Kunsthistorisches Museum de Viena. Klimt comenzó su carrera individual como
pintor de interiores en grandes edificios públicos de la Ringstraße, desarrollando ya algunos
temas alegóricos que posteriormente se convertirían en un rasgo distintivo de su obra.
En 1888, Klimt recibió la Orden de Oro al Mérito de manos del Emperador Francisco
José I de Austria por su trabajo en los murales del Burgtheater de Viena.
Fue nombrado miembro honorario de las universidades de Múnich y Viena, y para
cuando en 1892 su padre y su hermano Ernst murieron, Klimt estaba en condiciones
de soportar la carga económica de sus parientes. La tragedia familiar pesó también en
su expresión artística, y marcó el inicio de la definición de su estilo personal.
A principios de la década de 1890, Klimt conoció también a Emilie Flöge, quien
aparentemente soportó las constantes aventuras amorosas del artista y se convertiría
en su compañera hasta el final de su vida. El componente sexual de esta relación ha
sido objeto de cierta discusión, aunque está documentado que Klimt tuvo al menos catorce niños durante esta relación.
El beso, 1907–1908. Cuadro más conocido del pintor.
Óleo/lienzo. Österreichische Galerie Belvedere.´
La "etapa dorada" de Klimt vino determinada por un progresivo acercamiento de la crítica y un gran éxito comercial. Muchas de sus pinturas de este período incorporan pan de oro a la pintura, aunque éste era un medio que Klimt ya había utilizado esporádicamente desde 1898 (Pallas Athene) y su primera versión de Judith, de 1901. Tras regresar de su viaje italiano, Klimt participó en la decoración del suntuoso palacio Stoclet, hogar de un opulento magnate belga. Este edificio se convertiría en la síntesis del Art Nouveau centroeuropeo. La aportación de Klimt -representada por El Cumplimiento y La Expectación- significaron el clímax de su energía creativa, y tal como él mismo afirmó, "posiblemente el último paso de mi desarrollo de la ornamentación". Las obras más notables realizadas en esta etapa fueron sin embargo el Retrato de Adele Bloch-Bauer I (1907) y El beso (1907-1908).
Paralelamente, Klimt realizó retratos de diversas damas de la alta sociedad vienesa, normalmente envueltas en pieles. Es posible que muchos de los modelos que Flöge luce en algunas fotografías tomadas por el autor fuesen diseñados por el mismo artista. Tal como se aprecia en muchas fotografías, Klimt solía vestir túnica y sandalias cuando estaba en su casa. Llevaba una vida bastante sencilla, completamente absorbido por su trabajo y su familia, y exceptuando algunos encuentros con otros artistas de la Sezession, Klimt solía evitar los encuentros de sociedad y los círculos intelectuales "de café". Pese a su imagen de libertino, Klimt también llevaba su activa vida sexual discretamente, y aunque se rodeaba de modelos femeninas de muy diversa categoría social, nunca se vio personalmente envuelto en ningún escándalo público.
Atraídos por su gran fama, algunos clientes que acudían a su casa solían descubrir que Klimt podía permitirse ser muy selectivo antes de aceptar un encargo. Una vez admitido un encargo, el artista iniciaba su particular método de trabajo, tras largas meditaciones y aún más prolongadas sesiones de posado de modelos. La naturaleza abiertamente erótica de sus obras solía verse "suavizada" por un enfoque alegórico, o simbólico, que la hacía de algún modo más admisible para la pacata opinión pública de la burguesía vienesa. Klimt nunca destacó por su carácter teórico. No escribió apenas nada sobre su visión artística o sus métodos.13 Del mismo modo, nunca llevó un diario, y su correspondencia se limita a algunas postales enviadas a Flöge. Vejez y fama póstuma En 1911, gracias a La vida y la muerte, Klimt es galardonado con el primer premio de la Exposición Universal de Roma. En 1915, murió su madre, Anna. Tres años más tarde, tras haber pasado un infarto, neumonía y la llamada gripe española, Klimt falleció. En su taller dejó inacabadas gran cantidad de obras. Un número considerable de sus obras fue confiscado por la dictadura nazi. Al avance de las tropas enemigas, y al ver que sus obras se convertirían en botín de guerra, decidieron quemar el castillo donde éstas permanecían confiscadas. Retrato de Adele Bloch-Bauer I, vendido en 2006 por un precio récord de 135 millones de dólares. Neue Galerie, Nueva York. Las obras de Klimt han batido algunos récords en las subastas de arte. En noviembre de 2003, un paisaje de Attersee fue vendido por 29 millones de dólares,
una cifra que pronto quedó eclipsada por los precios finales de otras de sus obras. En 2006, el primer retrato de Adele Bloch-Bauer fue vendido en la Neue Galerie de Nueva York por 135 millones de dólares, superando así el récord establecido por el Chico con pipa (1905) de Picasso (vendido el 5 de mayo de 2004 por 104 millones de dólares). El 7 de agosto de 2006, la casa de pujas Christies anunció la subasta de un nuevo lote de obras de Klimt, obras que habían sido recuperadas por Maria Altman y sus herederos tras un largo pleito que les enfrentó al gobierno austríaco. Finalmente, el segundo retrato de Adele Bloch-Bauer fue subastado en noviembre de 2006 -convirtiéndose en la tercera obra de arte más cara de la historia-, el Manzano, I (aprox. 1912) fue vendido por 33 millones, el Bosque de abedules (1903) por más de 40 millones de dólares, y las Casas en Unterach, en el lago Atter (1916) por otros 31 millones. En total, las cinco piezas representan un valor total de 327 millones de dólares.