En ella, un total de 373 piezas, desde tablillas mesopotámicas y estelas egipcias hasta cerámicas griegas y relieves romanos, recorren tres mil años de historia musical.
Hay que reconocer la excepcionalidad de esta exposición, porque algunos de los objetos no habían sido expuestos nunca. La mayoría proceden del Musée du Louvre, pero también de unas veinte instituciones internacionales, como el MET de Nueva York, los Musei Capitolini de Roma o el Museo Nacional de Atenas.
El objetivo de la exposición es remarcar la importancia de la música en las sociedades antiguas, así como los últimos hallazgos en el campo de la arqueomusicología.
La muestra se divide en varias secciones:
Los sonidos antiguos: ¿un mundo desaparecido para siempre?
El oído de los dioses.
Los sonidos del poder.
El poder de los sonidos.
Los oficios de la música.
Instrumentos viajeros.
Aunque, lógicamente, ningún sonido de la Antigüedad ha llegado hasta nuestros días, sí que se conservan instrumentos musicales, objetos sonoros, notaciones musicales y un gran número de representaciones de músicos.
Gracias a todo esto se ha podido reconstruir cómo era la música en la Antigüedad, y en la exposición podemos oír la reproducción del canto más antiguo del mundo que se conoce en la actualidad.
Es muy interesante ver cómo eran, y cómo sonaban, instrumentos como arpas, liras, laudes, panderetas, címbalos, trompetas, cítaras…
Además, haciendo la visita guiada te contarán curiosidades como que uno de los instrumentos más preciados de la colección del Louvre, la egipcia ‘Arpa angular’, se expuso durante años del revés porque no se sabía cómo funcionaba.
O que Verdi quiso hacer la ópera ‘Aida’ lo más fiel posible en su ambientación: nombres, vestidos, decorados y también música.
Así que pidió al egiptólogo Auguste Mariette asesoramiento. Y a Adolphe Sax (creador del saxofón) la construcción de las trompetas a imagen y semejanza de una encontrada durante las expediciones arqueológicas del siglo XIX en Egipto.
El instrumento se construyó e incluso se consiguió que sonara, sirviendo de modelo para posteriores producciones de cine, cómic y demás. Hasta 1970.
Se descubrió entonces que lo que siempre se había creído que era una trompeta era en realidad un pie de altar. Vamos, que no tenía nada que ver con la música.
Sinceramente esta exposición de Músicas en la Antigüedad me ha parecido de las mejores del CaixaForum, tanto por la cantidad de piezas originales como por su relevancia. Totalmente recomendable.
Para más información podéis mirar en su web.