Dentro del nuevo enfoque del blog, os voy a contar nuestra excursión al pueblo de Mura, en la comarca del Bages, en el interior catalán.
Lo primero que tengo que decir que es un enclave que hay que conocer, y ahora veréis las razones por las que lo recomiendo. A nosotros nos encantan los pueblos bonitos, rústicos, con encanto, y no es necesario que esté catalogado como Patrimonio de la Humanidad, sino que hay muchas cosas que hacen que un pueblo nos guste. En el caso de Mura, se ha dado. Ahora os lo explico.
Primero de todo un poco de introducción: se trata de un pueblo muy pequeño, de 220 habitantes, a 450 metros de altura, en un pequeño valle entre montañas… esto ya te puedo hacer una idea de su dimensión y que te puedes encontrar cuando llegas.
Tienes que llegar sí o sí por una carretera con alguna curva, pero bueno, hay peores, y puedes acceder desde la C16 (entre Manresa y Bcn) o por una carretera desde Terrassa. Al llegar la buena noticia (al menos para mí) es que está prohibido tanto circular como aparcar el coche en el pueblo, por lo cual te garantiza la tranquilidad de ir con dos niñas sin preocuparse si las van a atropellar, y además visualmente, respeta la estética medieval del pueblo. Eso sí, había varios parquings gratis en la entrada, así que no hay problema.
Al ir bajando del parquing al pueblo, ya vas viendo que está todo muy bien conservado, limpio, y algo muy importante… sin aglomeraciones. Es verdad que nos han dicho que en verano se llena (hay que recordar que es un pueblo muy pequeño, debe ser fácil llenarlo, jeje), pero a mediados de septiembre se ha podido visitar muy bien.
Es el tipo de pueblos que se ve callejeando un poco, ver los palacios/casa del siglo XV y XVI, de piedra, rígidas, fuertes, y muy bien conservadas. Una iglesia parroquial que conserva en la entrada las esculturas y capitales góticos y casas pairales o de campesinos, ricamente reformadas, con mucho estilo. No sabría definir un sólo edificio por su belleza, sino más bien, lo bonito, es el conjunto, es armonioso, respetado, y da la sensación de volver 200 o 300 años atrás.
¿Y la gastronomía de Mura?
Pues os puedo adelantar que nuestra intención era hacer un picnic, sabíamos que íbamos a un sitio en medio de la montaña, con muchas zonas verdes, y queríamos disfrutar un poco del verde, y que las niñas corrieran… pero cosas de última hora, no teníamos nada previsto, y vimos que había 4 restaurantes diferentes… nos decidimos a probar suerte comiendo allí.
Vimos los menús callejeando, setas, verduras, guisos, la verdad es que todo parecía tener buena pinta, pero al final paramos en el Restaurante Cal Tarter, más que nada porque vimos que aparte de menú tenia una carta variada, con butifarras, guisos de garbanzos, y una variedad de carnes, y como nos gusta poder escoger, y calidad / precio parecía buena, pedimos mesa.
No tuvimos que esperar, eso que íbamos 4 y 2 niñas, y pedimos carne variada, y para las niñas…butifarra con garbanzos. Os preguntareis… ¿garbanzos?. Sí, es una de sus comidas favoritas, hervidos en caldo, pero en cambio no les gustan en otro tipo de guiso o con verduras, etc, solo guisados… y justamente tenían eso como acompañamiento de la carne, así que hicimos un dos por uno.
Después del aperitivo de pan con aceite local y aceitunas, la carne estaba excelente, y los garbanzos también, ¡las niñas lo devoraban!
No sabíamos si coger postre o no, porque estábamos llenos, pero un día es un día, y valió mucho la pena. El tocinito de cielo, espectacular en cantidad y calidad, el helado de vainilla para las niñas idem, y un Toffee de Chocolate con Chocolate Blanco, que estaba riquísimo. Muy recomendable coger postre.
Bonus en Mura
No todo es comer… así que después del café caminamos por el borde del pueblo a un parque infantil…pero no paramos allí, recorrimos el sendero del río, en un entorno espectacular, porque vimos por internet que había como una cascadita con un lago cerca… y sí, unos 20 minutos, 1km, caminando por el monte,, en un camino bastante fácil para niños, llegamos al Gorg del Padre. Una cascadita (es verdad que hacía calor… en época de deshielo debe ser la leche, jeje), que hacia como laguitos, y había incluso personas bañándose en la zona más profunda. Nosotros, nos descalzamos, arremangamos… y jugamos con las niñas, con cuidado para no caernos, y el agua fria, jeje, pero lo pasamos genial. A la vuelta… cogimos unas moras silvestres para reponer fuerzas, e ir hasta el coche.
Espero que os haya gustado.
Un abrazo,
Mónica Cook Slow