Bali o cualquier otro espacio que transmita calma, bienestar,
reencuentro con lo natural y con uno mismo.
Donde el tiempo se detenga y permita la pura contemplación,
dejándose llevar por los sentidos.
No son necesarios lujos.
Piedra, madera, agua, verde, flores...
Y silencio... exterior e interior.
Ni siquiera exotismo.
Bali puede estar a la vuelta de la esquina, esperando solamente
que lo descubramos y disfrutemos.
Con los macros de este post participo en el blog hop
semanal de Nika Vintage.