Normalmente cuando salgo, me gustan los destinos relax, esos en los que estás en plena naturaleza, sin ruidos, sin el bullicio de la ciudad, y si es posible, con mar. La ciudad de San Sebastián, aunque tiene unos parques espectaculares de bonitos, no es precisamente un destino para salir de la rutina, sin embargo lo elegimos porque queríamos disfrutar de esa actividad, pero en pareja. Pasear por las calles, ver tiendas, descubrir sitios chulos... y además, con mar.
La playa de la Concha me sorprendió, sin ser de las más bonitas que he visto, tiene algo especial. La famosa barandilla que rodea toda la costa, se realizó en 1910, con motivo de la visita de la reina Isabel II a la ciudad. Y como curiosidad os diré que tiene un tramo mirando al mar, no se sabe si con intención o sin ella, pero así sigue desde su colocación.
Pero quizá lo que más me gusto de la ciudad sin lugar a dudas, fueron las vistas desde el Monte Igueldo. A los pies del monte, un antiguo funicular te dirige a lo alto en pocos minutos. Allí, un parque de atracciones abandonado, te va metiendo en un recorrido misterioso y mágico, mientras llegas a una pequeña torre. Subes tres pisos por unas escaleras llenas de historia, y entonces lo ves, la ciudad de la que todo el mundo habla está a tus pies y no puedes hacer más que disfrutar del momento...
Desde luego San Sebastián es mucho más que lo que os he contado hoy, podría hablaros de su deliciosa gastronomía (podría vivir de tapas el resto de mi vida, qué delicia!), del carrusel junto a la playa, de su pequeño gran comercio, de sus parques paradisíacos... Pero si os contara todo eso, ya no os quedaría nada por descubrir ;)
Conocíais San Sebastián?
Feliz fin de semana!!
Fotos: Sara González Carrasco