La reciente implantación e imposición del pasaporte covid en varias comunidades autónomas, entre ellas Euskadi, nos obliga a estar vacunados si queremos entrar en locales de ocio, una medida completamente irracional e inconstitucional que amenaza nuestros derechos fundamentales: el derecho de la igualdad y a la no discriminación (Artículo 14 CE), derecho a la integridad física (Artículo 15 CE), pues implica una obligatoriedad indirecta de administrarse la vacuna, y el derecho a la intimidad personal y a la protección de datos (Artículo 18.1 y 18.4 CE). Todos recogidos en nuestra Constitución, que está por encima de cualquier normativa autonómica.
Pasaporte de vacunación
Esta decisión absurda con casi un 80% de vacunados segrega a la gente y crea ciudadanos de primera y de segunda.
No tenemos la obligatoriedad de exponer nuestros datos sanitarios que ponen en riesgo nuestra privacidad y nadie nos puede exigir un pasaporte de vacunación para entrar en bares, restaurantes o discotecas. Es más, los expertos de Sanidad desaconsejan este certificado porque no sirve para evitar los contagios. No hay evidencia de que reduzca la transmisión del virus. Tampoco refleja el estado inmunitario real y existe un claro riesgo de que su utilización pueda suponer la relajación de medidas de prevención al sentirse las personas vacunadas más protegidas.
Si realmente tanto les interesa nuestra salud, ¿por qué no cierran los estancos y hacen que la gente deje de fumar?, ¿por qué no prohíben el consumo de alcohol?, ¿por qué no eliminan el azúcar y las harinas refinadas, los productos ultraprocesados o los refrescos azucarados?, ¿por qué no se invierte más en investigación y en salud mental? Porque nuestra salud les importa una mierda y ahora, más que nunca, debemos reivindicar y luchar por el mantenimiento de nuestros derechos, esos que con tanto esfuerzo lograron nuestros predecesores. O nos unimos o tragamos con todo.
Feliz día de los Derechos Humanos.