La metáfora de la felicidad a través del cuento
Las eternas preguntas que mueven la filosofía desde el principio de los tiempos: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿adónde voy?, ¿para qué vivo? Este libro en realidad es una metáfora de cada uno de nosotros puesto que todos vivimos en el particular laberinto de la vida en donde para avanzar es fundamental responder a esas preguntas existenciales que reflejan la verdad del alma. Este libro te recuerda que para ser feliz, en primer lugar, tienes que conocerte a ti mismo, saber qué quieres, qué es importante para ti y qué papel protagonista quieres desempeñar en el mapa del mundo: ¿Cómo ser feliz?
Esta obra está llena de ingredientes humanos. Por ejemplo, reflexiona sobre la ternura como medicina del cariño que cura las heridas del alma. Reflexiona sobre el humor como esa libertad que nos ayuda a centrarnos en nuestras fortalezas en lugar de en nuestros miedos. Este libro es una obra para reconectar con esos sueños que tal vez has dejado olvidados en un rincón, con el fin de volver a elevar tu horizonte espiritual en paralelo con todo aquello que es importante para ti. Crecemos rodeados de cuentos en la infancia. Pero en la etapa adulta, los cuentos pueden ser relatos todavía más inspiradores para conseguir el objetivo de la felicidad.
Hace unos días decía Álex Rovira en Instagram: “La redefinición de uno mismo o una misma hasta convertirse en persona es normalmente la consecuencia de haber realizado un buen trabajo de escucha y de análisis personal. Es entonces cuando tomamos conciencia de lo que somos y, quizás, de lo que podemos llegar a ser”. Pues bien, a través de este libro también tienes la oportunidad de conectar con la brújula que te lleve hasta la luz de tu interior.
Reflexión de sabiduría de Álex Rovira
Este es otro bonito pensamiento de Álex Rovira: “Trata a un ser humano como es y seguirá siendo lo que es, pero trátalo como puede llegar a ser y se convertirá en lo que está llamado a ser. Probablemente sea una asignatura pendiente, no sólo en el management sino en lo humano, es ese principio, esa premisa, que es mucho más que el efecto Pigmalión, que es mucho más que la profecía que se auto cumple. Si nosotros ponemos confianza en alguien, en sus capacidades, en su talento, en su actitud, en su capacidad de crear, de transformar, en su inteligencia a todos los niveles: emocional, social, inteligencia racional, inteligencia práctica, pero sobre todo si le tratamos de acuerdo a esa expectativa, esa persona puede llegar a ser, no solo lo que es, sino más de lo que espera”.
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