El Calcio Storico o Florentino proviene de un tipo de entrenamiento que se realizaba en los campamentos militares de la Antigua Grecia. Para que sus soldados no se aburriesen entre batalla y batalla, organizaban una especie de partido en los que un buruño de trapos y cuerdas hacía las veces de pelota. Cada 'equipo' militar tenía que llevar la pelota de un lado a otro, haciendo uso de su fuerza física. Las líneas de defensa y ataque eran similares a la formación de una escuadra de combate. Esto les permitía, además de divertirse, entrenar sus músculos y la estrategia de cara a la guerra.
Los florentinos tomaron este entrenamiento y lo convirtieron en un juego en el siglo XVI. Jugaban cuatro equipos formados por hombres de los cuatros grandes barrios de Florencia: Santa Croce (azul), Santa Maria Novella (rojo), Santo Spirito (blanco) y San Giovanni (verde). Cada uno de los equipos tenía 27 jugadores, y 8 árbitros controlaban el desarrollo del partido. La dinámica del juego es sencilla: cada equipo tiene una especia de portería (en realidad es un agujero con una red) en un extremo del campo. Se puede meter gol con los pies o con las manos, es indiferente. Si el equipo que ataca mete gol, consigue dos puntos, pero si fallaba su tiro, el contrario gana medio punto.
El Calcio Florentino ha llegado hasta nuestros días con sus reglas prácticamente intactas. Es más, hasta la vestimenta de jugadores y árbitros es similar a la usada en el siglo XVI. El día del partido, tantos los jugadores como numerosos simpatizantes de cada equipo desfilan por las calles de Florencia vestidos con los trajes clásicos de la época. El equipo ganador no recibe dinero ni trofeos, sino chuletas de vaca, de la raza Chianina, una de las más sabrosas de Italia. Este manjar lo degustan en un banquete que se organiza en la propia calle, y al que todo el mundo está invitado.
¿Qué os parece este deporte tan peculiar?
Os dejo con un vídeo del año pasado.