MAGGIE DICKINSON, LA "MEDIO AHORCADA"
Después de que su marido la abandonara, en 1723, la joven Maggie Dickinson comenzó una nueva vida en el pueblecito de Kelso.
Pronto, mientras trabajaba en una posada, se quedó embarazada, y, para evitar causar un escándalo y perder el trabajo (técnicamente seguía casada), decidió ocultar su estado.
Tras dar a luz en clandestinidad, el bebé no sobrevivió, y la desdichada Maggie intentó deshacerse del cadáver del pequeño en el río.
Sin embargo, la descubrieron y la llevaron presa a Edimburgo. Su delito no había sido cometer adulterio, sino ocultar su embarazo, algo penado por la ley escocesa en aquel momento, y pronto recibió sentencia: Maggie Dickinson fue condenada a muerte.
Como la mayoría de ejecutados de la época, a la joven se la ahorcó públicamente en la horca, situada en Grassmarket. Tras certificar su muerte, se procedió a trasladar el cadáver al cementerio.
De repente, durante el trayecto, del ataúd comenzaron a escapar gritos y lamentos. ¡Cuál fue la sorpresa al destaparlo y comprobar que Maggie Dickinson seguía viva!
Pero todavía fue mayor el desconcierto cuando las autoridades comprobaron que, según la ley escocesa, a la joven ya se le había aplicado su pena y por lo tanto, no podían volver a ahorcarla.
Así fue como Maggie pasó a la historia, viviendo una larga vida tras haber sido ejecutada, y conocida por todos con el apodo de Half Hangit Maggie (Maggie la medio colgada). Hoy en día, en Grassmarket puedes tomar algo en el mítico pub que lleva su nombre.
Qué me dices, Estigi@, ¿nos tomamos un café con Maggie?
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