Esta es la primera vez que vivo fuera de Colombia sin un plan de cuándo voy a volver allá. Cuando me fui, hace ya más de un año, lo hice con todos los sueños por delante. Pero, en el momento, no hice la conexión entre esos sueños… y que implican que no voy a volver allá por un tiempo indefinido. Es algo que he ido interiorizando de a poco desde los últimos meses, desde que fui en agosto cuando comencé los trámites de mi visa para trabajar en México. Y México es solo la primera parada: a largo plazo, Fer y yo esperamos vivir en otro país.
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Lo de interiorizarlo de a poco de pronto es un poco exagerado… No ha sido de a poco. Más bien, ha sido de a golpes espaciados pero más o menos fuertes. Como cuando empaqué cuando fui a Colombia de vacaciones en agosto (para lo de la visa) y traje más de vuelta a México que lo que llevé a Colombia. O cuando me despedí de mis papás y sentí algo en el pecho que no había sentido antes cuando me despedí esa vez en el aeropuerto, porque esta vez sí era de verdad. Cuando llegaron de sorpresa en diciembre, porque que te visiten de sorpresa quiere decir que no hay una fecha establecida para verse en el futuro… que, de hecho, no vas a “volver”. No de la misma forma. No si todo sale como sueñas.
La vez, sin embargo, que más sentí que esto ya iba en serio fue cuando murió el tío Norman, mi tío abuelo padrino. Nunca vivimos en la misma ciudad (él era de Medellín, yo vivía en Bogotá), entonces nos veíamos de forma esporádica, una o dos veces al año. De pronto tres. A veces ninguna. La última vez que lo vi fue en la boda de mi hermana en enero de 2017. Y sin embargo, nunca me sentí tan lejos de él como cuando traté, por teléfono y desde la cafetería de mi oficina mexicana, de despedirme de él para siempre.
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Vivir en otro país es lindo… pero también difícil
Ahí fue cuando comencé a pensar en las dificultades de vivir en un país extranjero. Porque hasta ahora, las veces que he estado fuera, no he tenido tantas. En Australia, tal vez, por el restaurante con sus horas de trabajo dementes (60 / semana) que derivaron en más problemas, como dolores que ningún médico logró entender. Hasta que, años después, vi que eran solo psicosomáticos.
Pero de resto, no he tenido mayores problemas o dificultades. Sin embargo, sé que no es tan fácil para la mayoría. Por eso pensé que estaría bien escribir no solo sobre las dificultades de vivir en un país extranjero, sino también orientar un poquito sobre cómo manejarlas.
Vivir en otro país es algo muy lindo. Si está dentro de tus planes en la vida, dentro de tus sueños, es algo que te llena de felicidad y de seguridad, la mayor parte del tiempo. Es algo que te hace sentir que lo estás logrando, que aprendes todos los días de una nueva cultura, que eres más independiente porque cuando tienes un problema tienes que resolverlo tú- no está tu familia, tu círculo de amigos y de apoyo. Casi casi, podrías decir que eres tu súper héroe personal.
Pero también es difícil, y eso es algo de lo que no se habla tanto. Porque si te quieres ir, por la razón que sea (y hay miles, buenas y malas), quieres enfocarte en lo bueno. En lo bonito. En los aprendizajes. Y en eso se enfoca también todo tu círculo.
Sería terrible que te fueras con la cabeza llena de todo lo malo, no tendría sentido. Pero tampoco lo tiene ignorar por completo las dificultades que vas a enfrentar, eso ya sería ingenuo y, tal vez, un poco irresponsable. Lo mejor que puedes hacer es conocer la parte difícil pero estar consciente de que no todo pasa a la vez. Puedes lidiar con cada cosa, día a día, en el momento en que vaya surgiendo cada dificultad. La gran mayoría no son prevenibles.
Dificultades de vivir en un país extranjero y cómo manejarlas
Sentirte separado de la cultura y las tradiciones.
Lee todo lo que puedas antes de viajar. Mira documentales. Escucha música. Pregunta a otros que hayan viajado, así sea solo por turismo. Prepara recetas. Seguramente decidiste ese país por una razón en especial, ¿cuál es?
Si ya estás allá, en medio de un shock cultural, ve por partes: busca cosas que te hagan sentir familiaridad y comfort. Poco a poco, ve probando las cosas nuevas. Ponte retos: conocer un nuevo barrio, probar un plato típico que no conoces, aprender una nueva frase. Haz lo posible por no encerrarte en un grupo de tu país y no conocer nunca el lugar en el que estás (por ejemplo, no vayas a Inglaterra y vivas y te rodees solo de latinos).
No entender el idioma
De pronto vas justo con el propósito de ser más fluido en, por ejemplo, inglés. De pronto llegaste y no sabes mayor cosa y de ta vergüenza hablar y que no te entiendan nada. Primero, no te preocupes: en muchos lugares valoran el hecho de que lo intentes. Trata de que no te dé pena hablar. Vas a tener un montón de errores y es normal, pero si no te atreves a hablar, no lo vas a hacer nunca. Comienza por algo.
De pronto llegaste por otra razón y no conoces nada del idioma. Antes del viaje, tata de aprender lo básico: por favor, gracias, hola, cómo estás. Puedes usar una app como duolingo para aprender o buscar un libro o clases en persona. Trata de no llegar en blanco y esfuérzate por aprender una palabra nueva cada día.
La comida: o no te gusta la del lugar al que llegaste o te hace falta la de tu lugar de origen
¡Prueba cosas nuevas y no compares con lo de tu casa! Es un país distinto: las especias, las técnicas, lo ingredientes, todo va a ser diferente. Seguramente piensas algo como “es que aquí el ____ es ____, no es como en mi país, donde lo preparan ____… Por lo tanto, aquí está mal”.
Piensa, más bien, en la gran oportunidad que tienes. Primero, de aprender de una nueva cultura a través de la comida (¡una de las formas más auténticas!). Y segundo, de compartir la tuya. Trata de no comparar, sino de disfrutar. Casi siempre la comida típica de un país tiene un tema o saber particulares, ¿por qué no tratas de entender la del lugar en que estás? Puedes leer aquí si quieres un poquito de inspiración sobre comidas regionales.
Te hacen falta tus papás, hermanos, tíos, amigos…. Hasta tu peluquero.
Vives en el siglo XXI. Estoy casi completamente segura de que todos tus seres queridos tienen WhatsApp (y por tanto, llamadas de WhatsApp) o alguien cercano con la tecnología necesaria para que los puedas llamar. También está facetime. Y Skype. Y Rabbit.
Si prefieres escribir, los mails nunca pasan de moda. Las cartas en papel, como las que intercambio con mi amigo más cercano, tampoco.
De pronto tu pareja es parte de lo que estás dejando atrás, así sea temporalmente. Conmigo y Fer fue el caso opuesto, porque justo vine a México para poder estar con él. Sin embargo, te tengo cubierta en temas de relaciones a distancia: puedes ver cómo mantener tu relación a distancia para que sea cada día más fuerte, revisar actividades para que hagan juntos así estén lejos y buscar ideas de regalos (por ahora, con tema de San Valentín).
Trata de conocer gente nueva, con una mente abierta. En el trabajo, en la escuela (si fuiste a hacer un semestre de intercambio o un posgrado), en el café que frecuentas…. Hay mil opciones.
Cuando tienes un problema normal y no tienes a quién llamar (sobre todo si hay diferencia horaria).
Siéntate y escribe una lista de las posibles soluciones, con sus pros y contras. Eres grande. Puedes, por lo menos, cerrar un poco las posibles soluciones y enfocarte en esas.
Ten una conversación mental con la persona a la que llamarías. Seguramente, la conoces tan bien que, si te esfuerzas un poquito, podrías imaginarte qué responderían.
Escríbeles un correo. Si la diferencia horaria no permite que los llames, porque justo son sus 3:00 am en el momento, escribe un correo. Cuando te despiertes al otro día es posible que tengas el consejo que necesitabas.
Si es un problema más grave, prevenir es mejor: ten a mano desde que llegues los números de emergencia comunes, más el de tu consulado.
Si te enfermas…
Ten siempre a mano los números de teléfono de tu seguro y ten claro a dónde deberías ir en caso de emergencia.
En caso de que sea un idioma diferente, ten claro cómo se llaman los medicamentos que tomas regularmente y a qué cosas tienes alergia. Si es necesario, te esos datos por escritos en un papel que guardes tu billetera o celular.
Busca un contacto de confianza cuando llegues en caso de que pase cualquier cosa. Casi siempre alguien conoce a alguien que conoce a alguien que vive en tu misma ciudad.
La muerte de un ser querido en tu país de origen.
Esta es de las más feas. Escribí toda una entrada cuando murió mi padrino, que publiqué hace poco. La puedes leer aquí.
Cambios en cosas que pensabas “normales” o “estándar” en todo el mundo
Revisa cómo funcionan los bancos, el seguro médico, pagar la luz, el gas, el teléfono… Todo lo que puedas para entender y hacerte mas fácil la vida. Si no entiendes algo, pregunta. O busca en internet, seguro puedes encontrar respuesta.
Recuerda: un paso a la vez
Seguramente, cuando llegues te vas a sentir muy abrumado. Es normal. No te preocupes. Comienza por una cosa y ve un día a la vez. La primera semana cuando llegues probablemente tengas que lidiar con el idioma, pero no con cómo pagar la luz o el gas. Hay algunas cosas que, si todavía no sales de casa, puedes averiguar y prevenir: cuestiones médicas, requisitos para bancos, estudiar sobre la cultura.
Sobre todo, mantén una mente clara: querías vivir en otro país por un montón de razones que seguro tienes súper claras. Si es necesario, apúntatelas. Escribe en un papel “Quise venir a vivir a Toronto porque 1, …. 2, …. 3, ….”. Y guárdalo. Míralo cuando necesites un poco de norte o un recordatorio de por qué estás lejos, sin tu familia, comiendo comida extraña y tratando de comunicarte en un idioma que la verdad no entiendes del todo.