Pero, debo pedir perdón, por mi silencio. No sé cuántas personas estén allá afuera que hayan sentido mi ritmo caer. Quizás vuelva a ocurrir, hasta que vuelva a encontrar el balance. Pero, no dejaré este blog porque no quiero dejar de guardar mis memorias.
Así que este post, será para ponernos al día. Imágenes que hablan por mí, tomadas con el iPhone, pero que cuentan historias.
Porque cuando la vida me saca de mi área de confort, yo reconozco que tomo distancia, pero aún así continúo capturando los momentos especiales para recordar -que a pesar de lo ocupada de mi agenda- siempre hay algo bonito que recordar.
Este trío me llena la vida de imágenes. No tiene nada que ver con mi ojo, son ellos los que me regalan fotos. Estos días de tanto agobio, ellos son el bálsamo perfecto para detenerme, verlos y bajar mis revoluciones con su calma.
También he tomado el tiempo de detenerme entre tantos recados, para admirar lugares nuevos que no conocía, como La Cotilla, o mirar desde un nuevo ángulo esos espacios que forman parte de mi camino diario.
He salido a caminar con él, nos hemos reído de nuestro “despeinado” look, hemos disfrutado los atardeceres de Guada y el paisaje luego de perdernos al tomar mal una salida en la autovía.
He disfrutado a tope con las locuras de mis compis de Blogersando, nuestros chats llenos de ideas, desahogos y consejos. Son lo más. (La primera ilustración la hizo Tati, durante nuestro primer Hangout cuando organizábamos todo lo que queríamos hacer)
En un mismo día, he paseado con una escoba al hombro por todo Guadalajara, y me he puesto mi vestido favorito para emocionarme con Lepage y alborotar recuerdos.
Y para cerrar un cita que leí en una entrevista que le hicieron a Lepage. Para aquellos días en lo que todo parezca difícil, no importa si hablamos de teatro, de trabajo o de un día lleno de ajetreo familiar.
«Al final, está la simplicidad». Si tratas de empezar en ese punto no lo lograrás. La simplicidad es algo que se consigue al final. Tienes que empezar a hacerlo todo complicado, probarlo todo, lo impensable, lo más loco, y al final aparece la sencillez en toda su belleza.
La vida, como los montajes de teatro, debe ser mucho más sencilla detrás de toda su complejidad. Tenemos que hacerlo más sencillo. Detenernos, tomar un respiro y continuar.
¿Qué opinas tú?¿Qué haces cuando te agobias?
Este post está patrocinado por este momento de conjuro extraño, en el que muchos de mis seres queridos alrededor, cerca y lejos están pasando por momentos de complejidad. Tranquilos, que estamos todos en el mismo barco, y luego conseguiremos la calma y la simplicidad.
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