Me llamo Maloli Arbáizar, madrileña, madre de
familia (gemelos), 56 años y farmacéutica de
profesión.
Mis primeros 24 años de mujer trabajadora en la
industria farmacéutica fueron muy bonitos y muyduros. Y cuando faltaban 6 días para cumplir 50
años, me llaman de personal y me dicen que ya no
les interesa mi perfil de farmacéutica, que quieren
economistas y que ese es mi finiquito.
Entonces a través del Reiki, volví a ponerme en
forma. Ahora doy sesiones de Reiki de forma
profesional.
Me reinventé a través de una Consultoría materno
infantil y hace 2 años he entrado a formar parte de una empresa japonesa del
sector del bienestar, Nikken, ajena a los medicamentos y que a través de sus
tecnologías de la tierra: magnetismo, infrarrojo lejano e iones negativos, tiene
productos básicos para mejorar nuestro medio ambiente: agua, aire, descanso,
rendimiento, alimentación.
Mi vida personal ahora tiene otra dimensión. Más tiempo para estar con mis
hijos, con mi marido, con mi familia en general. Ahora tengo tiempo y eso hay
que aprovecharlo. Mail: mdarbaizar@hotmail.com
1.- La situación de la mujer madura que alcanza los 50 años sin trabajo y
se enfrenta al nido vacío, no es nada fácil. ¿Qué consejos le darías?
Volver a empezar. Es una nueva etapa en la vida, sin tantas obligaciones
familiares y con una mochila llena de experiencias.
La sociedad está cambiando muy deprisa y este momento es una gran
oportunidad para mejorar como personas y profesionalmente.
Ahí estamos las mujeres de mediana edad, vitales, atractivas, con una historia
muy rica y con unos conocimientos sobre la vida, que nos da un estatus de
expertas. Aprovechemos, valorémonos y empecemos con nueva ilusión un
nuevo camino en el terreno que nos sintamos útiles.
2.- Desde tu condición de mujer madura, ¿qué necesita una mujer joven
hoy en día para poder desplegar todo su potencial y sentirse satisfecha
con su vida?Tienen que tener un objetivo en la vida y luego decía un súper jefe mío:
Consistencia y Persistencia. Siempre en un contexto de no renunciar a los
valores básicos y respetar a las personas, tratando de empatizar y ser
honradas en todo lo que hagan.
La felicidad vendrá pronto, si ven que están consiguiendo lo que se han
propuesto.
3.- En una situación de transición profesional como fue tu caso, ¿cuáles
son los apoyos que necesitamos para afrontar un cambio tan importante?
La familia, los amigos y el cambiar de pensamiento. Pero sobre todo te
necesitas a ti misma. Te tienes que reencontrar, quererte y valorarte.
4.- ¿Cuáles han sido tus enseñanzas tras lo vivido?
Tener pasión por lo que haces y objetivos a largo plazo.
No perder los valores fundamentales que aprendiste de pequeño.
Transmitir coherencia en tu vida, trazando una ruta, con metas
conseguibles y con paciencia.
Dar ejemplo en tu día a día. Escuchando activamente a los demás.
Valorar la amistad, la entrega y el amor.
No olvidar a las personas que han estado e influido en tu vida: abuelos,
amigos, profesores…. Agradecerles lo que te han aportado.
Compartir experiencias, trabajando en equipo. Dar protagonismo a los
compañeros.
Ser compasivo y saber perdonar.
Conciliar tu vida familiar con la profesional.
Establecer una relación con el dinero de generosidad.
5.- En tus momentos de tristeza o desesperanza, ¿qué te ayudó a tirar
hacia adelante?
Saber que tenía apoyos incondicionales. Que había mucha gente que me
apreciaba y quería ayudarme. Pero ante todo, darme cuenta que son ciclos y
ese había terminado para mí y tenía que empezar uno nuevo.
6.- ¿En qué crees que nos puede ayudar la inteligencia emocional para
sentirnos más felices?
En tener los pies en la tierra y ser más justos. En sentir que desarrollándola,
estamos haciendo un mundo más compasivo y sobre todo más humano.
Tendría que haber una asignatura en el colegio desde P·3 hasta que se
terminara el bachillerato, ayudando a desarrollarla y potenciándola. Si todos los
países se aplicaran en crecer en inteligencia emocional, creo que terminarían
las guerras y las desigualdades en este mundo.