Deadpool 2, más grande y más dura



David Leitch, el director de Atomic Blonde se ha hecho con las riendas de Deadpool 2, la esperada secuela del superhéroe más mal hablado y caradura adaptado del cómic a la gran pantalla. La franquicia iniciada por Tim Miller ya apuntaba maneras, pero con el éxito económico que le está reportando a Marvel Entertainment y 20th Century-Fox, productoras que ya cuentan en su poder con las dos franquicias de superhéroes más grandes y rentables, Los Vengadores y X-Men, respectivamente

La reticencia inicial de llevar a cabo el proyecto se ha convertido en todo lo contrario. Ambas productoras han visto que, aunque las calificaciones R limitan el cash en taquilla, hay suficiente público adulto que se pirra por las locuras que perpetra Wade Wilson y su alter ego cuando se enfunda el traje rojo bermellón. Con Deadpool queda claro que este tipo de superhéroe tan deslenguado no es un impedimento para arrasar en taquilla.


El miedo a que esta segunda parte pudiera perder toda la esencia original al cambiar de director, se disipa a la primera de cambio durante los créditos iniciales, dejando suficientemente claro, que el nivel de chascarrillos va por el mismo camino que en la obra de Miller, pero multiplicado por dos. Dicho así, puede sonar a producto prefabricado, pero metidos en materia no importa en absoluto, la película es intensa y repleta de un humor descerebrado que dignifica al personaje.

Pero sobre gustos no hay nada escrito y, en estos días posteriores a su estreno, hay voces y letras para todos los gustos. Los hay que catalogan esta secuela por encima de la original, mientras que otros la sitúan por debajo. Personalmente, creo que está muy igualada con su primogénita. El guión escrito por Rhett Reese y Paul Wernick, guionistas de la primera parte, al no tener que hacer las debidas presentaciones del personaje, despliegan todo el potencial del mismo.



La película coge carrerilla ya en los primeros compases y no afloja hasta poner el turbo en una recta final que nos obsequia con una maratón de sketches algo más independientes entre sí, respecto a la primera parte. Este esquema fragmenta un poco la historia principal, pero no deja de estar bien hilvanada.

Esta secuela es mucho más humorística que la obra de Miller, que combinaba un poco más la tragedia con el humor, Leitch mantiene el componente de trágico que combina con la comedia romántica tan característica resaltando a la vista cualquier pequeño exceso y el lado perdedor de Deadpool.

Deadpool, está de regreso y en esta ocasión su misión será salvar a un chico llamado Russell de las manos de un poderoso rival llamado Cable.

Tal como pudimos ver en la anterior entrega, Deadpool se negaba a formar patrulla con los X-Men, pero las circunstancias consiguen que éste se replantee la situación, cediendo a los encantos de formar su propia patrulla de superhéroes, los X-Force, un momento en el que la película alcanza el cenit del chascarrillo y la risión más grande imaginable, el reclutamiento y el desarrollo del principio de la misión, dos de los momentos más geniales que irradia el film, que en conjunto, no son pocos.


Junkie XL ha sido sustituido por Tyler Bates para adornar con su música, y no se nota demasiado el cambio. Bates es un compositor con amplia trayectoria y especializado en películas taquilleras como Guardianes de la galaxia, Watchmen o 300. Aunque, en esta ocasión la banda sonora recoge grandes éxitos de tiempos pasados pero que perduran en el colectivo, Take on Me de A-ha, 9 to 5 de Dolly Parton o Thunderstruck de AC/DC, entre otros, adornan la película con mucho acierto.

Entre el reparto vemos caras conocidas de la primera parte, y otras de nuevas. Josh Brolin en el personaje de Cable, actor al que recientemente hemos visto interpretar a Thanos en Los Vengadores 3. Brolin no ha dejado de trabajar como actor, pero parece vivir una nueva etapa de esplendor con dos personajes en películas de superhéroes estrenadas tan juntitas una de la otra, seguro que esto le reportará una mayor agenda.



De Ryan Reynolds poco podemos decir a su favor que no se haya dicho ya y éste haya demostrado en la primera parte. Su insistencia por llevar a cabo el personaje a la gran pantalla, es un premio que los espectadores le agradecemos enormemente, aun con esa mancha de color verde en su carrera como actor, sí, me refiero a Green Lantern.

De caras nuevas, hay que hacerle un pequeño hueco a Domino, interpretada por Zazie Beetz (Geostorm), simpático personaje con unos poderes muy peculiares y que podremos ver en la anunciada X-Force dirigida por el guionista de La cabaña en el bosque. Deadpool apuesta por el concepto de gran familia/equipo sin sacrificar la esencia del personaje, que no deja de moverse en plan mercenario. Del resto del equipo X-Force no contamos con caras demasiado conocidas, excepto el cameo final, rompedor. Pero en líneas generales, cumplen muy bien el propósito como equipo, risas aseguradas.

Los efectos digitales son correctos en la medida justa, algún pequeño detalle en secuencias sangrientas es mejorable, pero cumple sobradamente con el ejercicio que propone Leitch y cia al espectador. Entretenimiento macarra sin concesiones. Y no os olvidéis de la escena post-créditos al final, desternillante.


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