Después del asentamiento ibero (250 a.C) en la Peña de las Majadas, se sabe que Proculo, Obispo de Segorbe en el año 589, evangelizó las nuevas gentes procedentes de las incursiones bárbaras. El 28 de noviembre de 1260 Jaime I otorgó privilegios a todos los habitantes de El Toro y a sus alquerías (caseríos) dentro del término, dando varios derechos y franquicias. Fueron testigos su lugarteniente don Ximén Pérez de Arenós y varios nobles.
La villa continuó en poder del Señorío de Jérica hasta extinguirse su línea sucesoria, volviendo entonces a la corona. El rey Martín El Humano le confirmó los privilegios otorgando la jurisdicción absoluta el 20 de febrero de 1403. Francisco Zarzuela, tesorero de Aragón, adquirió la villa y la retuvo para sus descendientes. Los sucesores la vendieron en 1537 al duque de Calabria, Fernando de Aragón, que testamentó en 1550 a favor de los monjes jerónimos del monasterio de San Miguel de los Reyes que la rigieron hasta la desamortización del siglo XIX (1837) pasando a ser una villa libre.
Los conflictos entre el rey Pedro IV de Aragón y don Pedro de Jérica (biznieto de Jaime I el Conquistador), obligaron a éste último a otorgar en 1336 una provisión en la que se ordenaba la fortificación del señorío, levantándose muros y atalayas que mejoraron la dotación del castillo de El Toro, y alcanzando cierta importancia al repeler los ataques de las tropas de Pedro IV en octubre del mismo año y en la guerra del rey de Aragón y Pedro de Castilla años después, entre 1356 y 1365.
El término municipal destaca el sabinar rastrero, que le convierte en un ecosistema de alto valor medioambiental en el que también podemos observar enebros, pinos negros y sabinares altos. En esta zona anida el gavilán, el ratonero, el águila perdicera y el gato montés.
Ayuntamiento.
Es un edificio construido en 1576 con un único volumen de tres plantas. En la planta baja recayente a la plaza se sitúa la lonja encastrada y alineada con la calle, junto con un pósito de grandes dimensiones y una cárcel. En las dos plantas superiores se encuentran el salón de sesiones, junto con el resto de dependencias municipales. En la fachada principal, de influencia clasicista, destacan tres arcos escarzanos dovelados apoyados sobre columnas de fuste troncocónico. Las ventanas son adinteladas, estando compuestas ordenada y simétricamente.