Ya tienes el billete de avión y la maleta con todo lo necesario para tu viaje, ahora toca tomar difíciles decisiones: ¿qué visitar?, ¿dónde comer?, ¿asistir a algún evento representativo de la ciudad o sólo hacer turismo? Vayamos con calma, sin prisa pero sin pausa.
Lo primero, y más importante, el alojamiento. ¿Una habitación en el centro o inmersa en la calma de los alrededores? Lo más recomendable es echar primero un vistazo online en alguna de las webs que te enseñan varias posibilidades, como venere.com, donde encontrarás todas las opciones, ya sea en Venecia centro como en los alrededores, por ejemplo la Isola di Santa Elena, dependiendo de lo que estés buscando y de cómo quieras emplear tu tiempo en moverte de un punto a otro de la ciudad.
Después tienes que saber cómo te vas a mover por la ciudad, eso sí, con un mapa en la mano. El modo más sencillo es a pie, lo que te permitirá disfrutar de rincones escondidos y detalles que usando el vaporetto, el "autobús" acuático más famoso de Italia, no podrías descubrir. Si aún así quieres usarlo tienes que tener en cuenta dos cosas: la primera, que puedes adquirir o un billete sencillo o un abono turístico cuyo precio varía según el número de horas que compres, y, la segunda, que existen vaporetti nocturnos, pero no siempre hacen todas las paradas y su frecuencia es más reducida que durante el día.
Ahora toca organizar la visita turística pura y dura. Por supuesto que no puedes dejar de visitar hitos como la Piazza di San Marco, el Palazzo Ducale, el Palazzo Mocenigo o atravesar el Ponte di Rialto. Pero también tienes la obligación de descubrir la verdadera Venecia, los lugares más curiosos que te ofrece la ciudad, como el sotoportego Zurlin, el más bajo de la ciudad, el Palazzo Contarini Fasan, también llamado Casa di Desdemona, pasear por el barrio de Castello, ver cómo un artesano fabrica las mágicas máscaras venecianas de carnaval o, si vas entre enero y febrero, vivir la magia del carnaval, el único momento del año en el que todo es posible.
Finalmente, no debes olvidar la gastronomía. Está bien que te lleves un bocadillo, pues es sabido que es una ciudad cara, pero haz una parada en alguno de los restaurantes de comida típica, como el Ristorante Antico Martini, o la Osteria da Dante y prueba especialidades locales como los spaguetti al nero di sepia, los gnochi di patate, los baicoli, biscotti seco servido con café. Se te hará la boca agua con sólo mirar el menú de la entrada.