Brasil está de moda. Recursos naturales que cualquier país quisiera, petróleo y oro, tener están allí. Buena parte de los inversores lo ven como una futura potencia económica, y más ahora que en dos años acogen el Mundial de Fútbol y en cuatro las olimpiadas. Precisamente los Juegos Olímpicos se celebrarán en Río de Janeiro, una macro ciudad de ocho millones de habitantes rodeados de selva y playas de cine.
Música, samba, carnaval, deporte, y culto a la belleza. Estas son las directrices que marcan la vida en la ciudad de Río. La desigualdad entre la población económica es brutal (sin apenas clase media), pero hay algo que les une: saber vivir. Os presentamos a este paraíso en la Tierra al que nadie debería dejar de ir al menos una vez en la vida. Bienvenidos a Río de Janeiro.
Rio de Janeiro, una ciudad Maravillosa
Así es como se la conoce, y no es para menos. Así lo pueden asegurar los que van de paso y los que tienen el privilegio de ser cariocas. Pero dentro de tanto escaparate se esconden realidades muy distintas. Por un lado está el barrio de Leblon en primera línea de playa y con las residencias más exclusivas y de más lujo de toda la ciudad, y al otro están más de 30 fabelas en las que la pobreza y el crimen están a la orden del día.
Entre medias se puede disfrutar del Montmartre de Brasil, el barrio de Santa Teresa, al norte de Río. Es el barrio más bohemio, lleno de artistas, músicos, pintores, artesanos, y de calles con fachadas coloridas.
Pero para encontrar las escaleras que encontraríamos en París, aquí hay que ir al barrio Lapa, el de las postales con escalones revestidos de azulejos de colores. Son 125 metros de escalones con imágenes de todo el mundo y un sin fin de dedicatorias. No tiene nada que envidiar a la atmósfera de Santa Teresa, ya que Lapa es una de las zonas con más mezcla étnica y cultural. Llama la atención del turista la Catedral Monumental de Río de Janeiro, de forma cónica, y los Arcos de Lapa, un antiguo acueducto por el que ahora circula el tranvía.
Playas y parajes envidiables
La naturaleza flanquea la jungla de asfalto y rascacielos. A un extremo encontramos playas idílicas, y al otro la vegetación. En el centro, un enorme Jardín Botánico. Este último es un pulmón de 137 hectáreas de especies vegetales autóctonas de la zona como nuez moscada, canela y pimienta. En total hay un tesoro de más de 9.000 especies vegetales, 300 especies de palmeras, y aves como el tucán.
En cuanto playas, hay pocos países que puedan competir contra la de Copacabana o Ipanema. La primera tiene 4'5 kilómetros de playa y es la más famosa, donde acude gente de todas clases. Pero Ipanema no le tiene nada que envidiar. Casi de forma inconsciente, cada grupo tiene su zona a lo largo de la playa: jóvenes, deportistas, ricos...
Lo que no cambia en cualquier playa carioca es el culto al cuerpo y a la belleza. Todo el mundo cultiva la apariencia física con deportes en la arena, ya sea fútbol, voley playa, o una mezcla de los dos. Hay quien también corre por la costa o quien monta en bici. Lo que sea con tal de mantener la línea y marcar músculo o tener el vientre plano.
La joya de la corona
Es, sin duda, la gran atracción de la ciudad y lo que ningún turista deja a un lado en su plan de ruta. El Cristo del Redentor forma parte de las Siete Maravillas del Mundo que se eligieron recientemente. La única forma de llegar a la cima de la colina a 1.100 metros de altura es pagando 20€ por un billete de tren. Desde los 38 metros que mide y con toneladas de “piedra jabón” extraída de las minas de Gerais, el Cristo del Corcovado escolta a los cariocas desde una posición y unas vistas privilegiadas.
Carnaval, carnaval
Del 17 al 22 de febrero se celebran este año los carnavales más famosos y espectaculares del mundo. Innumerables escuelas de samba saltan al sambódromo al ritmo de la música y a golpe de cadera durante más de nueve horas seguidas. Más de 80.000 contemplan desde la grada la explosión de color y alegría más esperada por todos los brasileños.
Cada escuela son comunidades que cuentan una historia. En cada una de ellas puede haber entre 2.500 y 3.000 integrantes que durante dos días de desfile no dejan de divertirse. Pero no solo se puede disfrutar de la samba durante los carnavales. Brasil, y en especial Río, es país de samba todos los días del año. Para muestra, el barrio de Saúde, donde se dice que nació este baile callejero y donde ahora se puede ver a la gente reunida en la calle improvisando y danzando ritmos frenéticos.