Existe una leyenda según la cual la ex Hacienda El Quinceo estaba administrada por un español recién llegado a estas tierras buscando fortuna, llamado Don Juan Calvero. Fue empleado por Don Jorge Urdiales en las labores de administrador porque lo vio capaz y muy cumplido.
Don Juan se enamoró de la hija de Don Jorge, pero además de ser gente de dinero poseían títulos nobles. Para poder pedir a la moza debía tener fortuna, por lo que recurrió a la usura para llevar a cabo su plan.
Quitó dinero de la paga de sus peones, medio real eliminaba del fruto del trabajo de estos pobres trabajadores y cuando Don Jorge le preguntó por qué lo hacía, Don Juan le informó que estaba constituyendo un ahorro para el personal de la Hacienda.
Pasado un tiempo, Don Juan reunió un bien dinero producto de la usura, con lo cual se fue a pedir la mano de la moza, pero Don Jorge se la negó, pues Don Juan no era de sangre noble. Fue tanta la depresión de Don Juan que al poco tiempo se suicidó.
Debido a que no encuentra paz por los actos cometidos, se le impuso de un castigo para poder descansar finalmente, por lo que es usual ver aun a Don Pedro en las cercanías de lo que antes era la casa principal de la Hacienda gritando “vengan por su medio”, pero como ya nadie vive para reclamar el dinero que le quitaron de mala fe, Don Juan está obligado a vagar buscando resarcir el daño hecho.
Han tratado de dar consuelo al alma con velas, rezos, exorcismos a ver si deja descansar a los habitantes del lugar que están cansados de la gritería desgarradora cada noche, pero nada puede dar alivio al alma de Don Juan, excepto devolver el dinero robado, lo cual es imposible.
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