«Y sin embargo, una mujer como usted y un hombre como yo no coinciden a menudo sobre la tierra»
Joseph Conrad. Entre mareas
Este es el extracto del libro de Joseph Conrad «Entre mareas» que sirve de introducción a D. Arturo Perez-Reverte para presentar su novela. Y es que El tango de la guardia vieja es fundamentalmente eso: Una historia de amor. Claro, que un prefacio como este debe preceder a cualquier amor que se precie, y por tanto prácticamente cualquiera de nosotros podríamos sentirnos identificados y firmarlo sintiéndonos protagonistas de nuestra propia historia, de esa bonita vivencia que nos supuso enamorarnos? Aunque, posiblemente, no todas las novelas que podrían escribir nuestros virtuales biógrafos tendrían la cantidad de elementos, la complejidad de la trama o las dosis de aventuras que este libro ofrece. Pero si fuera así, aún nos quedaría estar seguros de tener la capacidad, incluso el talento, para ser capaces de estructurarla con la genialidad de la que hace gala éste (para mí) notable escritor.
Sinopsis:
Un bailarín de tango de origen humilde, -de buen físico, impecables maneras y un sentido de la elegancia que ha conseguido desarrollar con mucho esfuerzo durante años- conoce a un matrimonio de clase alta con el que establece una extraña relación de afinidad. El, un compositor de música clásica de conocido prestigio, pretende componer el tango más importante de todos los tiempos para desbancar a Ravel, en una pequeña competición entre amigos, y a su famoso bolero. Ella -inteligente, guapa? con clase: una autentica dama-, queda prendada del bailarín mundano, de su atractivo, de su forma de bailar, pero sobre todo de esa aura canallesca, fruto de una vida de buscavidas profesional, que tiñe su personalidad. El ?seductor implacable- detecta esa atracción y sigue el juego creyendo poder sacar partido a medio plazo; los acontecimientos harán de ese objetivo una simple anécdota que se verá superada por el torrente de circunstancias que rodearán lo que se convertirá en una poco convencional historia de amor: Traiciones, aventuras e intrigas se entrelazarán durante casi cuarenta años, a través de un siglo convulso, en el que su historia viajará a través del Buenos Aires de 1928, al que se desplazaran buscando los orígenes del tango, la Riviera francesa durante la Guerra Civil española o al Sorrento de los sesenta y la compleja red de intrigas que definió una partida de ajedrez ficticia, pero que recuerda a los enfrentamientos entre Fisher y Spassky del 72.
La lectura:
He de decirlo: yo me considero un absoluto admirador de Pérez-Reverte. A pesar de que en algunos círculos se le considere un autor prescindible y poco recomendable, en mi opinión es uno de esos autores al que puedo considerar un valor seguro. Quizás no sea mi autor favorito, no siempre sus novelas se adaptan a mis necesidades lectoras. Ni siquiera el género se adapta siempre a estas necesidades? La novela no está entre mis prioridades -aunque me gusta mucho- pero es un género muy trillado y hay grandes clásicos que no aún han pasado por mis manos. Hay mucho que leer, y una de las claves para un buen lector es seleccionar lo mejor posible y aprovechar al máximo el poco tiempo que solemos dedicar a este hobby? Eso sí, cuando decido acordarme de Arturo Pérez-Reverte sé que en cualquiera de sus libros voy a encontrarme algunas de las virtudes que más valoro en la lectura y que tengo, como mínimo, el entretenimiento asegurado. Veamos alguna de esas virtudes:
La primera: La impresionante labor de investigación de la que hace gala en sus relatos y un especial esfuerzo para ser increíblemente fiel en la recreación de la época y escenarios. Pérez-Reverte escribe sobre todo ficción, si? pero teniendo en cuenta su empeño por emplazar sus historias en lugares y épocas reales podría inclusive considerársele un escritor de novela histórica. Hay títulos como «El Húsar», «Cabo trafalgar», «Días de Cólera», o la saga de «El capitán Alatriste» que no me parece una locura recomendar en las aulas para que los alumnos se hagan una idea de cómo pudieron ser alguno de los momentos históricos que se recrean. En el caso de «El tango de la guardia vieja» resulta espectacular conocer escuchando sus entrevistas, hasta qué punto ha llevado su fascinación por la recreación exacta de sus ambientaciones (vestuario, gestos, actitudes, escenarios) o las habilidades que debió adquirir para poder describir lo más fielmente posible alguna de las escenas más importantes de la novela. Es casi imposible encontrar algún fallo de documentación que penalice ese trabajo, y eso siempre es de agradecer. Y en este caso, precisamente por la cantidad de localizaciones, épocas y situaciones, esa labor se ha llevado a su nivel más alto de obsesión.
La segunda: Siempre tiene algo que contar. Sus historias tienen el acierto de encontrar el punto de interés justo, que haga que no puedas levantar la vista del relato. A pesar de que en algunas ocasiones pueda resultar enrevesado, o utilizar como recurso novelístico los saltos en el tiempo o el espacio al final todo tiene un sentido. No parece sobrar nada. Durante el tango de la guardia vieja nos veremos involucrados en tramas de espionaje, robos domiciliarios al estilo de los viejos relatos de Maurice Leblanc y su Arsenio Lupin o interrogatorios que nos recordarán la vieja escuela de la mafia siciliana. Tampoco falta el sexo -probablemente el más explícito que ha decidido recrear teniendo en cuenta la multitud de culturas a las que llegan sus libros-, o sus ya clásicas referencias al ajedrez, en este caso tan obvias como que parte de la historia transcurre durante una de las partidas que precederán al campeonato del mundo. En fin, todo un crisol de aventuras que se entrelazan con increíble maestría para hilar un relato que en el fondo es la historia de amor que se da entre dos personas y que, al fin y resumiendo mucho, no es más que la típica historia: chico conoce chica.
La tercera: siempre tiene algo que decir. Por mi forma de entender la lectura me cuesta valorar la misma si en el argumento no existen determinadas claves que me induzcan a recorrer el texto con atención, intuyendo que cualquier descuido podría desviar mi atención de la intención real del autor. En esta novela hay varias, pero quizás la que más se me antoja de reseñar es el propio tango y en cómo se utiliza la imagen, e incluso la esencia del baile mismo para sumergir al lector bajo el espíritu, la esencia del mensaje: El tango de la guardia vieja es un alegato a la mujer como pilar básico, como motora de la vida, como gran influencia para la evolución de la especie humana y la mayor esperanza de supervivencia. El tango es una magnífica exposición alegórica de algo que ser da continuamente en la vida? La mujer como directora, como rectora de los hilos que trazan las relaciones entre dos personas. Ella asume el papel prudente, expectante?. esperando conscientemente el momento exacto, el punto de inflexión en el que podrían quebrarse las reglas. Mientras, teje una elaborada red de emociones, de pasos que servirán como base para mantener el control? siempre en ventaja, siempre cuidando el detalle pero cediendo el papel de la supuesta autoridad. En una de sus entrevistas Pérez-Reverte dijo:
«Es la mujer. La única tentación es la mujer? el resto es negociable: Es el único factor, el único premio real, el único premio honrado para un hombre es que una mujer superior (en el sentido de casta, de superioridad moral) le mire con admiración o con respeto. E infelices los hombres que nunca tuvieron en la vida una mujer que lo mirara de esa forma.»
A. Perez-Reverte.
La cuarta: Un más que correcto uso y dominio del lenguaje. Es un mínimo exigible, desde luego ?estamos hablando de un académico de la lengua, nada menos- pero cuando se escribe con la suficiente destreza, el suficiente cuajo vital como para saber amoldarlo a situaciones y personajes muy distintos, o incluso distintos matices, entonces surge la genialidad. No se expresa igual un tanguero de los arrabales bonaerenses que un afamado músico de la alta burguesía, por supuesto. Pero el matiz viene, por ejemplo, cuando el protagonista dialoga con ese tanguero, que se supone nacido en el mismo barrio de buenos aires, y utilizando su mismo lenguaje el autor consigue que se note que hay una formación diferente fruto de diferente educación, de una vida mucho más compleja y rica. Yo ese tipo de matices los agradezco mucho, lo aprecio y me hacen sumergirme en el relato de una forma diferente? mucho más absorbente. Por eso considero que Arturo Pérez-Reverte no es un simple escritor de bestseller, como algunos le tildan.
Opinión:
En fin? que me sentía en la obligación ?no sé muy bien por qué?- de justificar mi aprecio por este escritor al que sigo hace mucho, y con el que he disfrutado de una forma desigual algunos de sus trabajos, que no siempre coinciden con sus libros más conocidos. Me encantó «El pintor de batallas», que me parece el más íntimo de los que ha escrito. Me gustó mucho «Días de cólera», con el que aprendí muchas claves de lo que fue el origen de la revuelta contra los franceses. También «Cabo Trafalgar», un homenaje a la literatura marítima? Pero también disfruté, de forma diferente eso sí, su primer Alatriste; aunque la verdad es que no he vuelto a leer ninguno de sus ?creo- seis secuelas?. Demasiada aventura para mí, -eso si? estoy seguro de que serán entretenidísimos también-. Descansan en mi biblioteca (y lo estoy mirando) «El husar», «La tabla de Flandes» y «El maestro de esgrima» que leí con desigual interés, aunque siempre me entretuvieron y divirtieron lo suficiente como para recomendarlos.
Por tanto a mi este «El tango de la guardia vieja» me ha gustado mucho? quizás no al nivel del «Pintor de batallas», que sigue el primero en el ranking de mis mejor valorados de este escritor, pero si como para ser, bajo mi opinión una de sus mejores novelas? y eso, para mí, es mucho.
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