De Sofía Segovia (Monterrey, 1965). Publicada por Lumen, 2015.
Si te gusta el realismo mágico de Isabel Allende, te gustará El murmullo de las abejas.Una magnífica novela sobre la historia de la familia Morales, en Linares, México, durante las primeras décadas del s.XX.
Tiene todos los ingredientes esenciales para hacer de ella de esos libros que recomendarías infinitamente.
“Estoy seguro de que en mis células llevo a mi mamá y a mi papá, pero también porto la lavanda, los azahares, las sábanas maternas, los pasos calculados de mi abuela, las nueces tostadas, el ‘clunc’ del mosaico traidor, el azúcar a punto de caramelo, la leche quemada, las locas chicharras, los olores a madera antigua y los pisos de barro encerado. También estoy hecho de naranjas verdes, dulces o podridas; de miel de azahar y jalea real. Estoy hecho de cuanto esa época tocó mis sentidos y la parte de mi cerebro donde guardo mis recuerdos”
Porque sientes esos olores, porque la autora consigue incluirte en la familia, y te enamoras de sus personajes, especialmente de Simonopio. Un niño especial (para unos sabio, para otros diabólico), que no habla (aunque no es mudo ni sordo), y que siempre va acompañado, desde que lo encuentran abandonado recién nacido bajo un árbol, de todo un enjambre de abejas. Un personaje entrañable, libre y que encarna la pureza absoluta del alma.
“No sabía cuando lo lograría, pero se propuso que llegaría más lejos cada día. Guiado por sus abejas, llegaría hasta el final del camino”
Pero no sólo Simonopio, sino que cada personaje, la Nana Reja, Don Francisco y Doña Beatriz, pero también el odioso Espiricueta, conforman pequeñas historias en si, en las que la autora nos presente las distintas formas de enfrentarse a la vida, a los problemas. Todas esas historia se van entretejiendo con el paso de los años y forma esta espléndida novela.
“Diles que caminen por la sombra. Que escuchen con los ojos, que vean con la piel y que sientan con los oídos, porque la vida nos habla a todos y sólo debemos saber y querer escucharla, verla, sentirla.”
Juegos del destino, la novela llega a mi en pleno confinamiento por el coronavirus. Y curiosamente, parte de la historia, transcurre durante la pandemia de la gripe española de 1918. Me sorprende que aun con cien años de diferencia vivamos prácticamente la misma situación, la misma impotencia, el mismo miedo. Sin duda esto ha ayudado a sentir más intensamente el libro.
“Deseaba creer que en un futuro alguien crearía una vacuna para lograr que la influenza fuera tan sólo un mal recuerdo en la larga historia de la humanidad, pero hoy, señora, hoy, le dijo el doctor Cantú a la contrariada mujer, no existe vacuna alguna a ningún precio. Lo siento.”
Desafortunadamente no he logrado conseguir el libro en papel, está agotado, pero puedes adquirlo en formato digital aquí .*
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Feliz lectura.