El Kilimanjaro está situado en Tanzania, cerca de la frontera con Kenya, y desde siempre ha sido un elemento importante para la cultura y población africanas. Su presencia servía de guía para las caravanas de comercio, y su suelo fértil sirvió para que los masai alimentasen a su ganado. En 1987, la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad, y se estableció un parque natural para proteger el Kilimanjaro, su fauna y su flora.
Esta montaña está compuesta por tres antiguos volcanes, ahora inactivos: el Shira, en el oeste, de 3962 metros de altitud; el Mawenzi al este, de 5149 metros; y el Kibo, situado entre ambos, y cuyo pico, el Uhuru, se eleva hasta los 5891,8 metros, constituyendo en el punto más elevado de África.
Esta montaña fue descubierta en 1840, por el misionero Johannes Rebmann, quien rápidamente informó de su descubrimiento a la comunidad europea. Lógicamente, todos se rieron de él, ya que nadie creía en la existencia de una montaña con nieve perpetua en el calurosos clima africano. Pero la polémica que suscitó el descubrimiento de Rebmann atrajo a varios exploradores y geógrafos a la zona, sin embargo, nadie conquistó su cima hasta 20 años después.
El Kilimanjaro es un hito en la geografía del continente africano. Su cumbre nevada, que cada año mengua más a causa del calentamiento global, ofrece un bello contraste en medio de la sabana africana y las selvas de la zona. Cada año, más de 20000 personas acuden a visitar el Kilimanjaro con el fin de poder observar esta maravilla del mundo, hacer senderismo por las innumerables rutas o escalarlo.
Fuente de las Imágenes: Wikimedia Commons - Chris 73; Charles Asik