Documentarse es lo primero
Este epígrafe tiene dos sentidos. El primero es buscar información sobre el destino para no llegar a ciegas y, sobre todo, para repartir bien el tiempo y ver todo lo que podamos durante la estancia. Incluso es conveniente mirar la predicción metereológica para asegurarse de que la ropa que llevamos es la adecuada para el clima.
Por otra parte, es fundamental llevar toda la documentación necesaria: identificación, pasaporte y visados obligatorios para el destino. Intenta también contactar con la embajada de tu país en el destino o, al menos, tener el número de teléfono y la dirección por si surgiera algún problema.
Salud
Infórmate de las vacunas necesarias para el país al que viajas y asegúrate de llevar la tarjeta sanitaria, teléfonos de asistencia en el extranjero y, sobre todo, lleva un pequeño botiquín con lo básico, como tiritas, vendas y remedios para dolores comunes como el de cabeza.
Además, si vas a caminar mucho, sería aconsejable llevar alguna pomada para rozaduras o algún remedio que te ayude a seguir con tu viaje y no recordarlo como un continuo dolor de pies. Y, aunque parezca obvio, si vas a un lugar soleado, no te olvides de algún protector.
Objetos olvidadizos
A veces, algunos objetos son tan obvios que no recordamos meterlos en la maleta, así que recuerda que debes llevar el cargador del móvil, la cámara fotográfica (y todo lo que necesite, como tarjeta de memoria y/o cargador de batería), gafas de sol, guía de viaje y dinero en efectivo. Éste último es mejor que lo repartas por varios sitios y que evites meterlo en la maleta, ya que el aeropuerto puede perdértela.
Seguro que con estos consejos ya tienes mucho más claro todo lo que tienes que hacer para no pasar un mal viaje y recordarlo como tiene que ser: como una experiencia, única, edificante y feliz.