Hace algunos meses tuve la oportunidad de visitar este paraíso en compañía de mis hermanas. La verdad había escuchado sobre el lugar, pero desconocía por completo su ubicación, es más, hasta creía que era una playa y un lugar súper poblado. Me sorprendí completamente desde el momento en que aterricé en Chetumal, tomamos el transporte hacia Bacalar, que es un recorrido de unos 30 o 40 minutos; mientras nos dirigíamos a la laguna, el chofer nos contaba sobre las maravillas ocultas de este increíble lugar. Tengo que reconocer que me comían las ansias por conocer el Cenote Azul, la laguna de los 7 colores y probar el ceviche.
Una vez llegando a “Los Aluxes”, nuestro hotel, nos quedamos boquiabiertas. Para empezar, el hotel tiene los camastros sobre la laguna, en una especie de puerto, lo cual hace que la experiencia sea aún más increíble. Eran alrededor de las 10 de la mañana y el sol estaba al máximo, un calor delicioso y soportable y justo frente a nuestros ojos, la laguna de los 7 colores.
Se llama así porque son 7 tonos de azul los que se pueden notar en la laguna; la profundidad es mínima, puedes caminar y el agua te llega a las rodillas. El agua es tan transparente que puedes ver los peces pasar junto a ti. Las plantas y árboles son tan verdes que hacen un juego de color sorprendente con la laguna.
La verdad es que el hospedaje no fue nada caro, aunque aun así hay opciones en el pueblo aún más económicas.
En cuanto a la comida, querrán comer todo el tiempo. El ceviche y aguachile son lo mejor que pueden ofrecer en el área, es un poco picante, pero es muy, muy fresco y ¡delicioso!
Bacalar ofrece tours o paseos en lancha o actividades como el kayak. También visitar el Cenote Azul es obligado cuando visitas la laguna, tiene una profundidad de aproximadamente 90 metros, el agua es pesada e indescriptible, no sé, es una experiencia tan única con la naturaleza.
En el centro del pueblo hay un fuerte con una historia increíble sobre la colonización de México y a su alrededor varias opciones para comer, la mayoría ¡buenísimas! Y ninguna romperá con tu bolsillo. Por las noches hay carritos de “marquesitas”, algo entre un waffle y una crepa, que normalmente se acompaña de queso de bola y otros ingredientes como crema de chocolate con avellana, mantequilla de maní, mermelada y un sin fin de opciones más. Les prometo es ¡lo mejor que van a probar! Es súper típico de la zona y vale la pena probarlo.
Si aún no tienen un destino, pero si muchas ganas de viajar, consideren muchísimo esta opción, sigue siendo un lugar súper tranquilo y virgen, por lo que encontrarán toda la paz y tranquilidad que busquen para ir a relajarse, además, está muy cerca de Mahahual, Playa del Carmen y de Belice, podrían considerar el visitar todas estas opciones en un mismo viaje. Es un paraíso mágico, la gente es lindísima y acogedora, la comida es inigualable y el viaje en general no es nada caro, anímense y conozcan lugares de ensueño.
¡Suerte!