El show es un éxito en todo el mundo. La historia, los escenarios y los actores que aparecen en ella han resultado muy atractivos para una inmensa parte del público. Están quienes luego de ver algunos capítulos, se consiguieron los libros y los leyeron hasta el último. Y están quienes se niegan a leer el libro, por temor a que los personajes no sean como en el programa de televisión, o a enterarse de algún detalle sobre la trama que aún no ha sido revelado. Incluso hay varios actores que no han leído los libros, porque creen que si saben lo que les pasará a sus personajes, eso puede influir en su modo de interpretación.
Juego de Tronos transcurre en un mundo que nunca existió. Del mismo modo, los personajes, los países y los idiomas no existieron jamás. Ni tampoco, claro, los nombres de quienes aparecen en el programa. Pero el fanatismo de muchos espectadores ha hecho que, alrededor del mundo, miles de bebés hayan sido bautizados con el nombre de “Khaleesi” y “Arya”, dos personajes especialmente queridos por el público.
Los lobos de las primeras temporadas eran, en realidad, perros de la raza Northern Inuit. En las últimas temporadas son lobos generados por computadora. La actriz que interpreta a Sansa Stark, Sophie Turner, adoptó a Zunni, el perro que hacía de su lobo.
En la serie se comen muchas gominolas. El corazón de caballo que come Daenerys estaba totalmente fabricado con ese material. Y la carne que come Tyrion (Peter Dinklage), también, ya que el actor es vegetariano.
Peter Dinklage fue escogido por el mismísimo George R. R. Martin para interpretar el papel de Tyrion. Y recomendó a su amiga, Lena Headey, para el papel de Cersei, su odiada hermana.
Previendo la posibilidad de morir antes de terminar de escribir la saga, George R. R. Martin les contó el final sólo a los productores de la serie, D.B. Weiss y David Benioff. Sólo hay tres personas en el mundo que saben como acabará la historia.
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