Gala de inauguración del TerrorMolins
Tras recoger nuestro pase de prensa y observar maravillados la preciosa e iluminada fachada de La Peni, sólo quedaba disfrutar de la gala inaugural del TerrorMolins. La ceremonia siguió fiel a la esencia del festival de la que antes hablaba, un acto cercano, ameno y desenfadado. Incluso reservaron un momento dentro de la gran fiesta para homenajear a aquellas figuras del séptimo arte que nos han dejado este año.
Después de un breve recordatorio de las diferentes actividades disponibles durante el festival, muchas de ellas relacionas con Brian de Palma (leit motiv de esta edición), se presentaron las piezas que íbamos a visualizar. ¿Lo mejor? Que fueron presentadas por lo que se encargaron de darles vida, sus directores, guionistas e incluso protagonistas. Durante la gala pudimos disfrutar de dos metrajes: Un corto español llamado Menú y un largo danés titulado Cutterhead.
Menú, de Carlos Bigorra Badia
Crear un cortometraje nunca es tarea fácil, ya que debes ofrecer en pequeñas dosis todo aquello que un largometraje requiere. Que un corto sea funcional, sobre todo a nivel narrativo, es complejo. Pocos títulos consiguen ofrecer una experiencia completa en tan poco tiempo y el caso de Menú no es una excepción.
No me gusta en absoluto destacar en exceso el lado negativo de esta clase de proyectos de presupuesto reducido, porque normalmente tienen un esfuerzo y cariño inmensos detrás. No obstante, mentiría si dijera que el cortometraje me ha gustado. Menú es una propuesta poco arriesgada, con un guión que podría ser resultón si su propuesta visual fuera más completa. Daba la sensación de que el corto estuviera grabado con demasiado poco tacto, sin cuidar los detalles. Probablemente lo más destacable de la pieza son sus actualiciones, las cuales aguantan el peso de todos los problemas del metraje.
Cutterhead, de Rasmus Kloster Bro
Cutterhead ha sido una de las mejores sorpresa que me he llevado este año en una sala de cine. No me esperaba nada y me encontré con una película que funciona prácticamente a la perfección. Este primer contacto del director danés con el largometraje nos ofrece una experiencia claustrofóbica y asfixiante, reforzada por un apartado técnico, sobre todo el sonoro, cuidadísimo. El guión, aún no ser demasiado arriesgado, sabe a la perfección como manejar los tiempos y cuando y como debe avanzar la acción. Cutterhead es de todo menos aburrida.
Pero la película inaugural de TerrorMolins 2018 no es una simple experiencia claustrofóbica, es también un ensayo visual sobre la naturaleza humana. El director danés orquestra un macabro pero inteligente juego en el que tres individuos son llevados al extremo para averiguar hasta donde son capaces de llegar para sobrevivir. Cutterhead nos lanza a la cara una pregunta: ¿Somos buenos o malos por naturaleza? En este tétrico infierno contemporáneo vamos a tener que averiguar si la vida de alguien vale más que la de otro. Si a todo esto le sumamos unas actuaciones sinceras e intimistas y un apartado artístico que hace magia teniendo en cuenta lo limitado que está por su propio espacio, podemos garantizar que estamos ante una de las sorpresas del año.