Crónica Festival’Era 2016
Estamos en pleno mes de julio, sinónimo de saturación festivalera en la península. Entre toda la oferta de grandes festivales, muchos con un cartel prácticamente calcado, se deja ver el Festival ‘Era. Un pequeño festival en Llagostera (Girona).
Son las 16:00 y nos disponemos a coger la furgoneta dirección a la Masia de Can Gascons. En los algo más de 60 minutos que tenemos de trayecto pasamos por algunas zonas con unas nubes que dan miedo, pero el festival se había encargado de tranquilizarnos a través de las redes de que no teníamos que preocuparnos por la meteorología, no se equivocaron.
Llegamos al lugar, aparcamos en la zona de camping y tras recoger nuestras pulseras ya empezamos a notar ese ambiente de festival diferente, cercano, tranquilo. Asomamos la cabeza al escenario Roures y vemos como Twin Drama está terminando su actuación. Todavía son muchos los que faltan por llegar al recinto, pero los más tempraneros disfrutan del sonido surfero del dúo barcelonés.
Vamos de camino al escenario Era para ver a Joan Colomo y nos encontramos a Jordi Lanuza, vocalista de Inspira que tocarán más tarde, y nos explica que bajo su punto de vista, Festival’Era es uno de los mejores festivales veraniegos del territorio catalán. Estamos muy de acuerdo con su criterio.
Llega el momento en que Joan Colomo salta al escenario principal, acompañado de su guitarra y sus sintes. El público se amontona en las zonas de sombra, y es que el sol se deja notar como asistente al festival. Lo de Colomo en directo es sencillamente genial, un tipo natural que hace canciones cercanas, cotidianas, melodías sencillas y pegadizas, y además de estar viendo un concierto, por momentos también crees estar viendo un monólogo de los buenos, si quieres ponerte de buen humor, ves a un concierto de Joan Colomo. Mención obligatoria al tema que nos dejó pinchado antes de bajar del escenario, Jon Secada – Just Another Day, ÍDOLO.
Siguen los conciertos, y siguen siendo las gafas de sol y la bebida fría algo indispensable para poder sobrevivir a la que está cayendo. Turno de Ran Ran Ran, los escuchamos de fondo, y nos quedamos algo apartados hablando con conocidos que nos vamos encontrando por el festival, todavía me cuesta entender esa gente de primeras filas que tiene la indecencia de no hacer caso del concierto y de no dejarlo disfrutar a los demás. Pero eso es un tema a tratar a parte.
Pasan las horas, le toca a Inspira que este verano está haciendo girar a Greta por varios festivales, siempre sin olvidarse de grandes y ya míticos temas de sus anteriores álbumes. Lanuza y los suyos son unos músicos con mayúsculas, y aunque este último largo de los catalanes suena más eléctrico, la suave voz de Jordi y las cuidadas melodías de sus canciones, hacen que sigan teniendo esa esencia que les caracteriza. Todavía me pregunto, cómo de grupos así que utilizan el catalán en sus canciones, sólo triunfa uno por encima de todos, y todos es todos al nivel que lo hacen. Seguiré con la duda si es cosa de las mismas bandas, o de la repercusión que dan los medios.
Se acerca uno de los momentos más esperados de la noche, el directo de Hola a Todo el Mundo, pero antes nos proveemos de algo sólido mientras disfrutamos del concierto de Baywaves, una joven banda con destellos de pop psicodélico que viene con mucha fuerza y que espero volver a ver pronto por las salas. Resaltar que toda la escena apoyada por el proyecto Jägermusic, suele no dejar indiferente a nadie y aquí tuvimos un nuevo ejemplo.
¡Hora de volver al escenario principal! El sol se ha retirado, toda la gente está en el recinto, y ya no hay excusas para llenarlo desde la primera fila hasta el fondo donde está la barra. Sale la banda a escena, se ve que no sólo cuidan su música, también su imagen y salen todos los componentes vestidos con su primaveral camisa de flores. La gente se deja llevar por el envolvente sonido de los madrileños, corean sus temas y HATEM y público se vuelven uno a la hora de cantar la maravillosa Hatem Prayer Team, y es que se palpaba desde bien temprano que la gente estaba allí dispuesta a disfrutar de todos los conciertos, pero sobretodo del suyo y del que más tarde ocuparía ese mismo escenario, SOHN.
Llevamos ya varias horas de festival, y el cansancio empieza a hacerse notar, es momento de estirarse en el suelo del pequeño de los escenarios, descansar y dejarnos acariciar por la voz de Maïa Vidal, suave y torrencial a partes iguales. Perfecto prólogo para lo que nos esperaba una hora más tarde al otro lado de la Masia.
Sohn, llegó el momento. Es complicado traer un cabeza de cartel que no esté dando tumbos de un festival a otro de punta a punta de España, Festival’Era lo hizo y con muy buena puntería, pues si no voy errado es su primera y única actuación en el estado. La banda llenó el escenario de teclados, sintetizadores y artilugios electrónicos varios, con el vocalista en una tarima algo más elevada que la de sus compañeros, para crear esas melodías que en fusión con la voz de Cristopher Taylor, hicieron que los poco más de 60 minutos que sonó su música hubiesen hecho acelerar los relojes para que se despidieran de nosotros. Completamente atrapados en ese directo, con una sensación realmente placentera durante el concierto y ese buen regusto después del mismo que te deja saciado y con ganas de más al mismo tiempo.
Definitivamente las fuerzas flaquean, nos volvemos a acomodar en el suelo del escenario Era mientras escuchamos como empieza a tocar Sorry Kate, en el otro lado mientras debatimos la hora de retirada. La parte más electrónica del festival arrancaba con The Suicide of Western Culture a los cuales nos quedamos a ver y escuchar unos minutos, y digo ver, porque lo audiovisual es algo importante en su puesta en escena, véanse las imágenes y mensajes proyectados a sus espaldas.
Acabamos de escucharlos desde la furgoneta, mientras intentábamos conciliar el sueño, a ellos, a Julio Bashmore y creo que con Marc Piñol nuestro cuerpo y mente acabaron de caer rendidos. Última parte del festival sólo apta para los más valientes que vieron como el sol volvió a hacer acto de presencia en el cielo de Llagostera.
En definitiva, el domingo por la mañana abandonamos el recinto con la sensación de haber asistido a un enorme festival, no por su tamaño, sino por su forma de hacer, por el trato recibido por todos los que allí trabajaban y colaboraban, por el buen ambiente que, aunque suela ser un tópico en la mayoría de crónicas festivaleras, se respiraba, se palpaba. Por su apuesta musical de grandes bandas consolidadas y también las emergentes, por el entorno… Sólo queda dar las gracias y la enhorabuena a Festival’Era, ese enorme Festival Rural, por hacer que después de nuestra primera visita a la Masia de Can Gascons, se haya convertido en una cita obligatoria a uno de (como mínimo) los mejores festivales de Catalunya en la que será su quinta edición el año próximo.
Galería de imagenes:
Redacción: Rafa Rubiales, Jaume Coll
Fotos: Rafa Rubiales
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