Unos personajes principales que enganchan
Si hay algo que destaca en el filme de Daley y Goldstein esos son sus personajes. Creados bajo un guion espectacular de la mano de Mark Perez, en el que cada diálogo existe por sí solo y en donde los chistes malos son recurrentes pero absolutamente fantásticos, los 8 personajes principales cuentan con giros y tramas propias que los hacen únicos y les otorgan individualidad en esta comedia coral. Sin duda alguna los grandes protagonistas de la cinta son los personajes de Jason Bateman y Rachel McAdams, Max y Annie en la ficción. Ambos son extremadamente competitivos y aunque en ningún momento se nos revela a qué se dedican profesionalmente, el espectador puede intuir que la rivalidad que experimentan cuando se enfrentan en una competición también está presente en el resto de facetas de su vida personal. Gracias a un pequeño flashback que funciona a modo de prólogo podemos acercarnos al momento en el que Max y Annie se conocen en un bar durante una noche de juegos por parejas. Conocer el nombre del teletubbie morado (Tinky Winky para los que no estén familiarizados con el programa de la BBC ganador de un BAFTA) los unirá y llevará a Annie a dejar a su pareja de aquel entonces para iniciar una relación sentimental con Max que acabará en matrimonio.
Tras este flashback, el Max y la Annie del presente están intentando tener un hijo pero esa muestra de madurez y responsabilidad no ha mermado en absoluto su afán por ser los mejores de cualquier competición. Así, ambos son capaces de organizar la partida perfecta de cualquier disciplina y ganarla. Es por ello por lo que semanalmente organizan la que se conoce como noche de juegos en la que se reúnen junto a sus amigos Ryan (Billy Magnussen), Michelle (Kylie Bunbury), Kevin (Lamorne Morris) y el ligue del momento de Ryan. Todos ellos tienen su propia historia que contar: así Michelle y Kevin son un joven matrimonio que se enfrenta a una posible infidelidad por parte de Michelle con un actor famoso (o no) mientras que Ryan es el prototipo de chico guapo sin cerebro que está obsesionado con la posibilidad de que la gente rica organice peleas privadas en sus fiestas. Como acompañante de Kevin estará el personaje de Sarah (Sharon Horgan), una compañera del trabajo a la que Kevin lleva por su inteligencia y no, como de costumbre, por su belleza. Ambos protagonizan algunos de los mejores momentos de la cinta que brillan por la calidad de los diálogos absurdos de Kevin.
A todos ellos habría que sumarle el personaje de Brooks (Kyle Chandler), el exitoso hermano mayor de Max y con el que mantiene una terrible rivalidad que viene desde la infancia, y el de Gary Kingsbury, interpretado por un soberbio Jesse Plemons en el papel del vecino rarito e inestable de Max y Annie y cuya presencia en el filme va ganando importancia según avanza el metraje consiguiendo algunos de los mejores giros en la trama.
Una trama de lo más loca y divertida
La cinta comienza, tras el flashback inicial del que ya hemos hablado, con una de las típicas noches de juegos que organizan Max y Annie en su casa. Hasta allí se desplazarán Ryan, Sarah, Kevin, Michelle y Brooks, que recién llegado a la ciudad se apunta a la velada. Tras eclipsar a su hermano frente a sus amigos, Brooks propone que la próxima noche de juegos se celebre en su casa con la promesa de que será una noche increíble. Llegado el día, Brooks invita a todos participar en un juego que consiste en que uno de ellos será secuestrado durante la noche y el resto debe adivinar dónde se encuentra tras la resolución de una serie de pruebas. Una yincana criminal de lo más llamativa que se complicará cuando los participantes descubran que el juego puede haberse tornado en realidad. Por el camino habrá escenas de lo más tronchantes como en la que Annie se pone en el papel de poli duro frente a los verdaderos delincuentes o en la que ejerce como médica con Google como ayudante. Auténticas maravillas dignas de ser vistas en bucle.
Según avanza el metraje se dan una serie de giros de guion que mantienen al espectador en todo momento enganchado. Especialmente hacia el final, cuando de nuevo juego y realidad se entrelazan de la mano de un personaje que prometía ser crucial desde el principio.
A un guión brillante que une comedia con thriller y en el que no faltan las referencias al mundo del cine en clave de humor, y a una puesta en escena que nada tiene que envidiar a las películas de acción, se le unen una banda sonora a cargo de Cliff Martínez en la que triunfan especialmente temas de Queen, como Dont Stop Me Now o We are the champions que consiguen meter al espectador todavía más en el filme.
Sin duda Noche de juegos se posiciona como una de las revelaciones de la temporada en la que hasta las escenas post créditos son increíbles. Desde La Sexta Butaca os animamos a verla y a que nos comenteis vuestras impresiones.