Un ejemplo de ahorrar al ir de compras son las compras por internet. Es mejor solicitar que te envíen los productos a casa, ya sean packs de tus series preferidas o la lista de alimentación. De este modo, no sólo ahorraremos en gasolina sino que, además podremos ir controlando el consumo con un visor permanente en pantalla. Además, a partir de cierta cantidad el envío es gratuito.
Actualmente, debido al declive de algunos sectores, las compañías ofertan artículos realmente baratos. Este es el caso del cine o de la música. Discos que antes costaban una elevada cantidad ahora valen la mitad. Mejor todavía es asistir a mercadillos sobre cada género en lugar de ir a unos grandes almacenes. No obstante, en algunas ocasiones, las propuestas de varios elementos juntos pueden resultar más asequibles.
Otra forma de utilizar la tecnología a nuestro favor es hacer uso de las páginas de pago legales que nos permitan visionar películas, series y documentales. Pero siempre y cuando no se abone por reproducción, sino con permisos mensuales o anuales. Así, amparándonos en la ley, veremos todo el material que deseemos.
Al igual que sucede con la comida, las denominadas marcas blancas pueden suponernos un beneficio mensual. Una muestra de ello lo vemos en programas para el ordenador, cuyos precios parecen desorbitados. Con un poco de búsqueda encontraremos servicios creados por usuarios experimentados sin fines lucrativos que nos saldrá por la mitad o incluso gratis.
¿Y tú, qué consejo das para ahorrar comprando?
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