Los que disfrutan de usar la bicicleta como medio de transporte y, más allá de la falta de infraestructura en la ciudad, el mayor desafío que afrontan cada día, es el de buscar un lugar apropiado para nuestro “vehículo”, puertas adentro. Llega el día en que una pregunta ronda en su pensamiento: ¿Cómo hago para guardar la bici en un departamento? Y es aquí donde entran a jugar muchos factores: el espacio del que disponemos, el tamaño de la bicicleta y, por qué no, el equilibrio entre funcionalidad y decoración.
Lamentablemente, los edificios no tienen sótanos o espacios comunes para estacionar las bicicletas. No queda otra opción más que subir la bici y acomodarla en nuestro departamento, donde a veces resulta complicado debido a las pequeñas dimensiones del mismo. Sin embargo, hay algunas opciones que funcionan muy bien, ahorran lugar y resultan estéticas:
Los conocidos ganchos en la pared. Consiste en un soporte de hierro y un par de tornillos, que resisten perfectamente el peso de la bicicleta. Se pueden colgar las bicis de forma paralela o perpendicular a la pared, dependiendo del espacio y visibilidad que le queramos dar.
El sistema de poleas, cuerdas y ganchos. Se ajusta la bicicleta con los ganchos y se tira de las cuerdas para elevarla hasta el techo. Las poleas hacen que el mecanismo sea fácil y liviano, además de que poseen un sistema de trabas que mantienen a la bici a la altura que nosotros deseamos. Un ejemplo práctico del funcionamiento de este sistema es el de las cortinas americanas.
Otra opción es básicamente un caño de metal que va del piso al techo. En él se agregan la cantidad que queramos de soportes o ganchos para sostener las bicis. Éstas quedan sujetas por el cuadro y es resto suspendido, paralelo a la pared.
Está claro que estas opciones ponen en un primer plano a las bicicletas dentro de la decoración, una alternativa que no todos están dispuestos a tomar. Además, siempre es bueno tener en cuenta que debemos elegir bien el espacio a usar. Es decir, que sea de fácil acceso para colocar la bicicleta, que no entorpezca el paso y, mejor aún, que sea un espacio ocioso que se pueda aprovechar. Y, por sobre todo, debemos ser creativos para lograr un sistema que realmente nos satisfaga, teniendo en cuenta de los espacios de los que disponemos.
Desde ahora, no quedan muchas más excusas para no incorporar la bicicleta no sólo a nuestra vida, sino también a nuestro espacio favorito.