Diferentes tipos de sambenitos
Seguramente has utilizado o cuando menos habrás oído esta expresión de una forma más o menos recurrente en tu entorno o en tu día a día, el significado lo conoces pero.....¿y su origen? ¿sabes de dónde procede?. Al igual que en su día hicimos con "abogado del diablo", hoy vamos a hablar sobre esta otra "frase hecha"que tiene, como la otra, un origen religioso.
Para ello nos remontamos a una costumbre que era utilizada por los primeros cristianos, también conocidos como cristianos antiguos, y que fue recuperada tiempo después en época de la Inquisición. ¿En qué consistía?, pues ni más ni menos en que a aquellos penitentes que expiaban sus culpas y mostraban su arrepentimiento, se les daba una vela de cera y se les entregaba, cual jersey, una especie de saco de lana previamente bendecido por el sacerdote o párroco del lugar. Se colgaba sobre la espalda y el pecho gracias a una abertura en su parte superior por la cual se introducía la cabeza. Esta prenda, inicialmente denominada "saco bendito" terminó, con el paso del tiempo, derivando primero en san bendito y finalmente en sambenito.
Sambenito del Museo Diocesano de Tui
El hábito, consistía en una especie de escapulario de lana amarilla con la cruz de San Andrés (que es el aspa que aparece en la foto superior), llamas de fuego y otra serie de símbolos estampados en su superficie. Añadir que los monjes de la orden de San Benito, fundada a comienzos del siglo VI, utilizaban una vestimenta similar por encima de su hábito.
En la Edad Media, la entonces conocida como Santa Inquisición, convirtió esta prenda en un símbolo de la infamia, viva representación de la humillación pública que los condenados por herejía habían de sufrir en sus carnes al ser fácilmente identificables entre la población por portar este atuendo. La cruz de San Andres significaba humildad y sufrimiento, e iba acompañada por otras grafías como llamas de fuego o demonios que representaban el tipo de pena a la que sería sometido el reo.Además del sambenito, los condenados llevaban un gorro cónico o capirote marcado con los signos de su delito. Así por ejemplo, aquellos que se habían arrepentido (reconciliados) llevaban dos cruces y llamas bocabajo librándose de la pena, o en el caso de los no arrepentidos las llamas se representaban boca arriba como señal de que iban a ser quemados vivos.
Goya: Tribunal de la Inquisición
En el museo de Tui (Galicia), podemos encontrar expuestos los únicos sambenitos que se conservan en España, unos lienzos de principios del siglo XVII que reflejan el nombre y la condena de personas reales que fueron juzgadas y sentenciadas por el Santo Oficio. Son unos carteles que se colgaban en las iglesia para ser visualizados públicamente, y sobre los que el doctor en teología Jesús Casas Otero nos habla en su libro "Los sambenitos del Museo Diocesano de Tui". Con el paso de los siglos, hemos ido conociendo como en esta época inquisitorial muchas personas inocentes fueron condenadas injustamente por herejía blasfemia, quiromancia o brujería (bastaban sólo tres acusaciones para ser investigado), y por aquel entonces se les colocaba de forma literal este sambenito o casaca. Con independencia de cuál fuera la pena, el reo estaba obligado a portar la prenda en el momento de la ejecucíón de la misma como un auto de fe. Cuando ese sambenito se colgaba a una persona, la vergüenza pública a la que era sometida no le afectaba sólo a ella, ese deshonor se trasladaba a su familia durante varias generaciones, siendo muy frecuente que tanto hijos como nietos del reo eran marginados socialmente. A tal punto que no podían ser curas, boticarios, abogados (profesiones de alto reconocimiento) y tenían la obligación de mantener una apariencia austera, sin adornos, alhajas u oro. Como puedes imaginar, era necesario mucho tiempo para poder "quitarse el sambenito" y que una familia pudiera recuperar la normalidad. Hoy en día, eso sí, en sentido figurado,en algunos países como España, Cuba y otros hispanoparlantes, se sigue "colgando el sambenito" a las personas, y como bien sabes consiste en echarles o atribuirles una culpa que no merece.
Esperamos que esta exposición histórica del origen y motivación de la expresión te haya resultado entretenida y que, a ser posible, no te "cuelguen ningún sambenito", que todo hay que decirlo, supondría que te han "sambenitado" o "ensambenitado", que son las expresiones verboales correspondientes a la acción.