Desde Lake Louise, y alejándonos de la Hwy1 Transcanadiense, la Icefields Parkway hasta Jasper, es una de las carreteras que ofrecen una conducción más alucinante en Alberta.
La Icefields Parkway, o carretera de los Campos de Hielo es en realidad el sobrenombre por el que se conoce a la Hwy 93, que discurre paralela a la divisoria continental Laurentiana y une las localidades de Lake Louise y Jasper, atravesando en el camino los increíbles parques nacionales de Banff y Jasper.
Con una longitud de unos 230km, la carretera de los campos de hielo recibe su nombre de los fantásticos glaciares y campos de hielo que la rodean, y que son visibles desde la misma autovía.
Es una carretera pensada básicamente para la explotación de los Parques Naturales, y por tanto, para circular por ella es necesario tener un permiso de entrada a los parques vigente. Los camiones de transporte comercial tienen prohibida la circulación en esta ruta y la velocidad está restringida a 90km/h.
A un corto paseo de la carretera, encontraremos impresionantes glaciares, lagos que parecen espejos y picos muy por encima de los 3000m. Además, hay varias rutas cortas con vistas que cortan la respiración que se pueden hacer como parte del recorrido en el mismo día.
El recorrido que os proponemos es, desde mi punto de vista, mucho más gratificante que pagar la pastaza del skywalk, que quizá no merezca tanto la pena.
Qué ver en la Icefields Parkway de Alberta, Canadá
Hay muchos más puntos de interés de los que aquí enumeramos, quizá vuestras preferencias personales os lleven a hacer otras paradas diferentes, pero nosotros disfrutamos cada segundo que estuvimos recorriendo la Icefields Parkway, tanto fuera como dentro del coche.
Ojo porque la mayoría de las paradas están en el lado contrario de la carretera conforme vas hacia Jasper desde Lake Louise, así que habrá que cruzarse la carretera varias veces, y en ocasiones, es fácil pasarse un punto de interés sin darse cuenta.
De hecho, la primera parada que queríamos hacer era en Hector Lake, pero no debe de estar señalizado el desvío en el sentido en el que íbamos, y nos lo pasamos .
Hicimos un total de 10 paradas, incluyendo una excursión de 2 horas en Parker Ridge, y nos llevó algo más de 9 horas recorrer los 230km hasta Jasper, pero os puedo asegurar que disfrutamos cada minuto del día.
Mirador del Glaciar Crowfoot
A apenas 32km de Lake Louise encontramos nuestra primera parada: el mirador del glaciar Crowfoot que cubre las mesetas de la montaña que lleva el mismo nombre.
Es un glaciar que ha retrocedido mucho durante el siglo XX y que sigue en retroceso en el XXI por lo que al haber perdido parte del casquete, su figura ya no recuerda a la pata de un cuervo, que es por lo que los exploradores le dieron ese nombre.
Bow Lake
Un corto paseo desde la carretera, nos lleva a los pies del mismo lago que alimenta el río Bow, uno de los afluentes más importantes de la cuenca del río Saskatchewan.
El lago Bow quizá no es tan conocido como otros lagos de la zona, como el lago Louise o el lago Peyto, pero comparte con ellos muchas características, como el color de sus aguas y la cercanía de glaciares. A mi me pareció un lugar alucinante.
Si tenemos tiempo y ganas de andar, podemos continuar la ruta, que nos llevará hasta un mirador a los pies de la cascada que se desprende del glaciar. Nosotros no lo hicimos. Había tanto que hacer ese día que ¡teníamos que elegir! Pero no fue por falta de ganas; No nos daba tiempo a todo.
Peyto Lake
Muchas veces pasa que viendo una sencilla foto, encuentras inspiración viajera para preparar un viaje a ese destino con la intención de estar allí, y verlo con tus propios ojos.
Es el caso de las Rocosas canadienses. Vi una foto de Peyto Lake que me robó el corazón viajero, y finalmente acabamos en el oeste de Canadá.
Foto by Luisma
El lago lleva el nombre en honor del explorador inglés William Peyto, y está considerado como uno de los lagos más bonitos del mundo. Desde el aparcamiento se tardan aproximadamente 15 minutos hasta el mirador.
En verano, la plataforma de observación se llena a tope, y es probable que mientras estás observando el lago, se te metan en el plano los palos selfies, móviles y cámaras de las miriadas de turistas que allí se dan cita. Pero hay una forma de observar el lago con un poco más de holgura. Una vez que lleguemos a la plataforma, la pasamos de largo tomando el camino que sigue a mano derecha y se pierde entre los árboles.
Esa senda nos llevará a otro mirador más abajo, que es solo roca y ya está. Sin vallas de protección ni nada, no es aconsejable acercarse demasiado al borde, pero nos permitirá contemplar la belleza fascinante del Lago Peyto con un poco más de tranquilidad.
Mistaya lake
La siguiente parada fue a la entrada del sendero que baja hasta la orilla del alargado lago Mistaya.
Frente a nosotros, una pared de montañas, muros verticales y glaciares. A los pies, un manto verde de vegetación acuática, meciéndose en un lago esmeralda. ¡Como para no levantar el dedo del disparador de la cámara!
The Weeping Wall
Literalmente “la Pared que Llora”.
A comienzos del verano, durante los meses de Junio y Julio, justo cuando el deshielo está en plena acción, esta descomunal pared se ve cubierta de chorros de agua y cascadas que caen con fuerza gracias al abundante caudal de agua que produce la nieve fundida.
En invierno estos chorros se congelan, y es una zona popular para practicar la escalada de hielo.
A pesar de que los flujos de agua no eran visibles desde donde estábamos, por ser mediados de Agosto, la vista merece la pena por sí sola, y pueden verse los efectos del agua en la roca.
Parker Ridge
A unos 112km antes de llegar a Jasper, hicimos un alto en el avance a lo largo del Icefields Parkway para disfrutar de esta corta pero empinada ruta.
Nos llevaría un total de 2 horas realizarla y la senda lleva hasta la cresta de la montaña. La senda no termina en ningún sitio, si no que desemboca en una explanada que ofrece libertad de movimiento para explorar y acercarse al borde a ver las increíbles vistas que hay 360º alrededor. Mires donde mires.
La ruta es muy popular en los meses de verano, por lo que no iréis solos, pero aún así quizá tengáis oportunidad de encontraros con la fauna que abunda en la zona, como el carnero de las Rocosas. Una especie autóctona canadiense que nos encantó conocer tan de cerca, cuando pastaban tranquilamente junto al camino.
Foto by Luisma
Arriba del todo el viento arrecia fuerte, por lo que es imprescindible llevar un gorro de lana, o algo que nos cubra las orejas y las proteja del frío, incluso en pleno verano.
A pesar del viento, es posible tomarse un sándwichillo tranquilamente con vistas fabulosas gracias a unas trincheras construidas con piedras que hay en la cima.
La distancia total de la ruta son 4.2km y el desnivel 250m.
Columbia Icefield y el glaciar de Athabasca
Justo en frente del Centro de Visitantes de los Icefields, a unos 100km de Jasper, el Campo de Hielo de Columbia te dejará sin palabras.
Se trata de una de las mayores acumulaciones de hielo y nieve del mundo por debajo del círculo polar ártico, y la mayor en las Montañas Rocosas.
En este campo de hielo encontraremos grandes glaciares como el Snowdome, Kitchener o el impresionante glaciar de Athabasca, quizá el más destacable de este inmenso campo de hielo.
Una senda nos llevará a los pies mismos del glaciar. Si queremos ir más lejos, sobre el hielo, tendremos que contratar un tour guiado, ya sea con guía de montaña en una expedición, o en un autobuses especiales de la empresa Brewster que suben como a mediar altura del glaciar a los turistas. (Bastante subidos de precio para nuestro presupuesto).
Foto by Luisma
A pesar de lo grande que aparenta ser el glaciar de Athabasca, impacta ver cómo en la senda encontramos las marcas de dónde estaba el hielo hace algunas décadas, y es bastante evidente que va retrocediendo a una velocidad vertiginosa.
Endless Chain Ridge
El nombre de esta cresta montañosa lo dice todo: “la cadena interminable”.
Todavía con los ojos llenos de glaciares y lagos, volvemos a tener la boca abierta ante la majestuosidad de la cadena montañosa que se alza a nuestra derecha.
Realmente parece como si las escarpadas cumbres de la pared de roca nunca fueran a acabar, y se enlazaran unas con otras ininterrumpidamente. Y así es, ¡por lo menos durante 20 kilómetros!
Las vistas desde la autovía son alucinantes y casi cuesta creer que realmente se pueda conducir a través de un lugar así.
Pero por si eso fuera poco, nos esperaba otra sorpresa al borde del camino…¡Un oso negro!
El animal se encontraba comiendo bayas al lado de la carretera, y por suerte ignorando a los inconscientes turistas que tenían la autopista bloqueada con los coches en medio y de pie en mitad de la calzada, a apenas unos 10 metros del oso, (recomiendan 100m). En Banff y Jasper se entiende como parte de la atracción del parque encontrar animales y que la autopista esté bloqueada por coches parados, pero está super prohibido bajarse del coche.
Muchos turistas, sin embargo, desoyen esta prohibición con tal de hacer una buena foto.
Cataratas Sunwapta
A un corto paseo de la carretera, nos encontramos estas rugientes cataratas en un cañón de basalto.
Las cataratas Sunwapta constan de dos caídas de agua, una sobre la otra con una altura de 18 y 9 metros respectivamente. La propia agua se origina en el glaciar Athabasca.
Para nosotros fue tan solo una parada rápida para admirar el rugido de los saltos, pero desde este punto se pueden hacer numerosas excursiones, incluyendo un sendero de 25 kilómetros que lleva al lago Fortress y al parque provincial Hamber.
Athabasca Falls
La catarata de Athabasca, fue nuestra última parada del día en el Icefields Parkway antes de llegar finalmente a Jasper.
Fluyendo desde los enormes glaciares de los campos de hielo de Columbia, las cataratas de Athabasca caen sobre rocas de cuarcita desembocando en un pequeño cañón y provocando un gran estruendo en los 23 metros de caída que tiene el agua.
Alrededor de las cataratas hay un pequeño sendero que se puede recorrer y que a través de paneles explicativos, va desvelando la naturaleza geológica de la zona, así como de los ecosistemas que la enriquecen.
Tuvimos la suerte además, de poder contemplarlas con un pequeño arcoiris justo encima de las cascadas, ya que la tarde estaba lluviosa, pero la luz del sol se colaba por entre las nubes.
Tras esta última parada, continuamos ya sí sin detenernos hasta Jasper, donde estableceríamos la base para explorar durante los siguientes dos días el Parque Nacional de Jasper, y seguir disfrutando de nuestro viaje por el oeste de Canadá.
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