Noté que en el antiguo santuario yacía una fotografía vieja,
miré sorpresivamente ante mi,
una reina plasmada en llantos,
con una marcada, aunque hipócrita sonrisa
Vestida de blanco se acercó la muerte a preguntar si estaba listo,
balbucee con esperanzas de que se alejara de mi estillada piel,
los poros de mis piernas se han abierto a la indecente saliva que cae de tus labios
Tus dedos juegan incesantemente a destrozar mi cráneo y seducir mi cerebro,
deseas carcomer lo que de mi mente queda,
hiciste un paraiso con cada pensamiento que matizó el tiemp en epifanos recuerdos de nuestro cuento anulado
De ceda luce la mesa en donde con cuchillos dorados devorabamos las ganas,
ansias que brotaban de nuestras lenguas al mestizar nuestras salivas ciegas de tentación, volarán mis sentidos cuando de mi,
no quede mas que tu ausente cuerpo
Postrado ante una reina de reinas,
hice de mis sabanas una hurna,
de mi cama un hueco,
de mi, una tierra profanada de ansias de hacerte mía,
de mi vida,
la muerte ante ti.