Este sábado pudimos disfrutar por fin del regalo de boda que nos hicieron unos amigos hace más de un año. Se trataba de una noche en la Cabañas en Árboles situadas en el País Vasco. Teníamos muchas espectativas y se han cubierto más que de sobra.
El entorno, la cabaña, la atención personal. Todo está perfectamente engranado para para pasar un fin de semana especial.
Todo se halla en un extenso bosque cerca de Otxandio (a unas cuatro horitas de Madrid), con cuatro cabañas en los árboles (entre ellas una suite) dispersas por él y cuatro carros zíngaros (estos en tierra). A la entrada también hay una casa con recepción, un salón común y también tenemos un spa ecológico al aire libre. Un entorno mágico.
Nada más llegar a recepción el calor se percibe al instante y no porque hubiera una chimenea ideal en el interior, sino porque estaba tan bien decorado que me sentí súper arropada. La chica que nos atendió, Nuria, nos dijo que si nos gustaba la recepción nos quedaríamos sin palabras al ver la cabaña y así fue.
Nos preguntaron que queríamos para desayunar (el desayuno está incluido en todas las reservas, zumo de naranja natura, café, croissant, bocadillo de jamón con tomate, miel, mantequilla, leche sin lactosa, yogur….) y nos explicaron como lo recibiríamos, ya que nuestra cabaña estaba a 17 metros de altura y era tan sencillo como que la cabaña tenía una polea! sobre las 9 de la mañana nos dejarían el desayuno en un cesto abajo y cuando nos levantáramos solo lo teníamos que subirlo mediante la cuerda!
Nos dieron el kit de supervivencia, compuesto de frontales, un mapa, teléfonos de emergencia, la llave y un catalejo, ya que al estar en un pinar se pueden llegar a ver muchos animales y nos avisaron que podríamos sentir cómo se movía el árbol. (aviso para los miodosos, en la recepción hay dos habitaciones para situaciones en las que por el motivo “x” no puedes dormir tranquilo en tu habitación)
También nos informo de nuestro regalo extra, un spa ecológico, sería una hora de 20-21 horas, para nosotros solos, bañera redonda de madera (calentada con leña a 38º) y una sauna finlandesa de alta calidad en mitad de la nada.
Pues bien, creo que ya teníamos todo para ir a la cabaña, ahora sólo nos faltaba encontrarla, jejejejej, un bosque de pinos nos esperaba. Un mapa, un frontal y a buscar!
Y al llegar fue todo ideal, nuestra cabaña se llamaba Txantxangorria, con agua caliente y luz, subimos los 17 metros a través de una escalera de madera de caracol y nos esperaba una terraza con dos sillas y una mesa para cenar. Al entrar la chimenea estaba puesta (sí, chimenea) de biotenol y el calor se percibía. Frigorífico, calentador de agua, mesa, sofá, una grandisima cama redonda…
el baño con su ducha y su váter seco, incluso teníamos jabón ecológico artesanal para no contaminar.
Un buen vino, un buen jamón, un buen pan de la zona y a disfrutar!
A la mañana siguiente las vistas eran maravillosas y un gran desayuno nos esperaba:
Estuvimos visitando (por fuera) el resto de las cabañas y sin duda la mejor la nuestra, jejejejej
Llegaron las 13 horas y debíamos dejar la cabaña, no sin antes tomarnos ese último café casi, casi en el cielo.
Fuimos a comer a Otxandio de pinchos y a tomarnos unos zuritos, jejejeje
A la vuelta paramos en Salinas de Añana, llamado el valle salado, http://www.vallesalado.com/ no pudimos visitarlo porque había mucha niebla y porque las entradas se tienen que sacar con antelación, pero bien merece una visita este valle a partir de mayo. (me lo apunto)
Para saber más: cabanasenlosarboles.com