Lo que hoy se conoce como "droga caníbal" es lo que desde hace unos años se comercializa de forma legal bajo el formato de sales de baño, disponible a tan solo un click en la red. Simplificando mucho su definición, la metilendioxipirovalerona es un alcaloide relacionado con la efedrina y las anfetaminas, cuyo consumo provoca sensaciones parecidas a la cocaína. Puede sintetizarse en laboratorio, si bien su origen está vinculado a un arbusto llamado Khat procedente del cuerno de África y regiones limítrofes. Los moradores árabes de la zona consumían sus hojas como los habitantes de los Andes consumían la hoja de la coca, no sin que ello tuviera un efecto pernicioso a largo plazo sobre su salud. Ahora bien, estos efectos perniciosos nada tienen que ver con el efecto producido en los consumidores de "sales de baño". ¿Cuál es el camino recorrido entonces entre el khat y la droga caníbal? En este momento, la mayoría de lectores tendrán en su mente la imagen de Walter White enfundado en su mono amarillo y rodeado de bandejas de meta azul.
Pues en absoluto andan desencaminados, Walter White utilizaba sus conocimientos de química para optimizar los procedimientos de producción y conseguir una metanfetamina de efectos más intensos y duraderos. La realidad es que las drogas sintéticas que llegan a las calles de Magalluf probablemente estarán producidas no siguiendo los patrones de White, si no los de los traficantes colegas de Pinkman: amoníaco, lejía, gasolina, antidepresivos caducados, se cuentan con toda seguridad entre los ingredientes de la receta obteniendo como resultado una droga sintética de efectos devastadores, inmediatos y trágicas consecuencias.
Aunque hoy en día esté en boca de todos debido a los últimos sucesos, la droga caníbal no es el único psicotrópico que ha entrado en nuestras vidas tirando la puerta abajo. Ya hace años que se habla del krokodil, una sustancia realmente estremecedora que empezó a producirse y consumirse en Rusia, extendiéndose hacia México y USA posteriormente. En Ecuador es muy popular el "cripy", una variedad de marihuana alterada genéticamente y que contiene hasta cinco veces más THC que la variedad natural de marihuana más potente. El paso por el laboratorio será el futuro inmediato, sino el presente, de la producción de drogas: Sustancias mucho más intensas y adictivas que aseguren una "clientela" fiel y dedicada durante varias generaciones.
Volviendo a nuestro entorno, podemos preguntarnos: ¿Qué tipo de mecanismo psicológico lleva a una persona que acude a Mallorca a pasar unos días de vacaciones una vez al año a tomar una sustancia que va a arruinar sus días de asueto, y posiblemente, su vida? Más allá de respuestas genéricas acerca de por qué la humanidad consume drogas, se trata de un tipo de turismo joven y que acude a Mallorca en busca de las emociones fuertes que habitualmente no tiene en su país de origen, y que en un intento de destacar entre la muchedumbre del lugar se atreve a experimentar con sustancias o acciones a las que en su vida diaria jamás se acercaría. Y es que resulta difícil imaginar a un joven británico saltando desde el quinto piso de un edificio en Manchester a una piscina, y sin embargo, es una situación que se repite a diario en los hoteles de Magalluf.
Muchos de estos comportamientos son investigados por detectives privados en el ejercicio de sus funciones, habitualmente por familiares quienes preocupados por posibles adicciones de allegados suyos nos contratan para conocer la realidad de las mismas. En no pocas ocasiones descubrimos dicha realidad antes de que se llegue a un punto sin retorno, y en el momento idóneo para que los padres (cuando se trate de un hijo) tomen las necesarias medidas y en ocasiones identificamos puntos de venta de drogas que comunicamos pertinentemente a las autoridades policiales (como es obligación legal de cualquier ciudadano y concretamente de los detectives privados).
ABC se hace eco de un nuevo caso de MDPV en Mallorca