Cody es un niño huérfano adoptado por Jessie (Kate Bosworth) y Mark (Thomas Jane) cuyos sueños y pesadillas se manifiestan físicamente cuando él duerme.
Con Jacob Tremblay (Room) en el papel protagonista, la película pintaba buenas maneras.
Flanagan demuestra talento en la realización de la película, con una factura técnica y diseño de producción bastante aceptable para el tipo de producto frente al que nos encontramos.
Desgraciadamente, Before I Wake es el perfecto ejemplo de cómo tirar una buena idea al retrete y tirar de la cisterna.
Un producto con envoltorio de género de terror, encasillado en el mundo de la fantasía e impregnado con un alto toque melodramático que no termina de definir sus verdaderas intenciones, ni el género que toca.
En su tramo central, realiza un acercamiento bastante pro-activo al género de terror. Pero los sustos, además de predecibles, son bastante infructuosos. El punto de fantasía anclado al mundo de los sueños, me ha parecido interesante, pero creo que no la desarrollan debidamente.
El guión de Jeff Howard que ya ha trabajado mano a mano con Flanagan en otros trabajos del cineasta, como Oculus o Ouija, deconstruye un guión que parte de una idea sólida que acaba desvirtuado en una profundidad dramática.
Algo que solo me ha funcionado en su última secuencia con el monólogo de Jessie, la madre de Cody, interpretada por Kate Bosworth (Superman Returns) y, sorprendetemente, es lo que más me ha gustado del film.
En el apartado actoral, Thomas Jane (La niebla) no destaca demasiado en su papel de padre. El reconocimiento se lo lleva el joven Jacob Tremblay que, como he dicho, pudimos ver en la magnífica Room, un joven actor que me parece parcialmente desaprovechado en la presente obra de Flanagan.
Es una película bastante sobrenatural con toques de fantasía que se olvida demasiado fácilmente. Lo cual, quiere decir que algo no está del todo bien hecho.