y no dejó más que huellas que se pierden a lo largo,
más desde donde las estrellas apagan su luz,
sus aullidos logran seducirme
En esta fría noche.
solo me acompaña una chimenea que se extingue,
la nieve que se posa en la ventana
y el amargo café que ha quemado más que mi garganta
Jugaré a sentirme viva vistiendo el dolor que desnudan mis ojos,
dejaré que la nada se encargue de mi.
Saldré sin ropaje alguno a cantarle a la luna...
Me cautivará la pálida voz de la tierra,
pero sollozare cuando ría al verme desaparecer en sus manos.