En el extremo sur de Marruecos se encuentra la provincia de Assa-Zag, justo encima del Sáhara Occidental. En estos días se busca la asesoría de expertos españoles para sacar el máximo provecho turístico a sus desiertos repletos de historias, ya que sus autoridades necesitan ayuda al respecto.
¿Qué puedes encontrar en la región de Assa-Zag?
Abundan allí los grabados rupestres tallados en piedra, túmulos funerarios preislámicos, ermitas de santos musulmanes, fortalezas militares españolas del Protectorado de Tarfaya (que finalizó en el año 1958) e incluso desechos militares de la última Guerra del Sáhara librada entre Marruecos y el Frente Polisario entre 1975 y 1991. Sin duda, motivos más que suficientes para buscar la oferta disponible de hoteles en Marruecos y decidirse a acercarse a este lugar.
Se cuenta que el Polisario llegaría a ocupar la alcazaba en 1979 en un audaz golpe de mano. Este relato resulta incómodo, en la medida que la memoria de aquellos tiempos escuece aún en una tierra con muchos vínculos tanto étnicos como familiares con el Sáhara Occidental.
Su paisaje se encuentra dominado por el río Draa en gran medida. Desde hace siglos ya se trata de un ancho cauce seco que tan solo se llena con las lluvias, que son más escasas cada vez. No obstante, permite la aparición de matorrales y acacias, que dan vida a su vez a pájaros y roedores, chacales, muflones y gacelas.
Un pueblo tradicionalmente nómada
A uno y otro lado de la carretera y pistas de tierra aparecen constantemente rebaños de cabras o de camellos, que resultan el principal sustento económico de una región pobre y cuya población siempre ha sido nómada y ha movido su residencia a sitios en los que hubiera agua. A lo largo de los últimos tiempos, han comenzado a sedentarizarse.
Esta tierra constituye una frontera entre la cultura bereber y la saharaui, y en ella es fácil todavía encontrar a familias bajo una jaima negra. Algunas veces porque son nómadas, y otras simplemente porque al ser sedentarios, tienen querencia por esa vida siempre en contacto con la rudeza del desierto, pasando sus horas libres bajo la tienda.
¿Estamos ante la gran nueva zona turística de Marruecos?
También se pueden encontrar a la sombra de estas jaimas a mujeres que baten mantequilla en odres de piel de cabra, amasando un pan que cuecen en brasas sobre la tierra y toman té saharaui servidos en minúsculos vasos con una corona de espuma, muy denso y lleno de azúcar. De modo que si algo no falta en esta región, son atractivos por descubrir y explorar, pero las autoridades no saben por dónde comenzar a trabajar para su explotación turística.
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