Aruba es conocida como la “isla feliz”, pero esta denominación no se refiere en particular a las costumbres de sus habitantes ni tampoco a sus paradisíacas playas: es conocida así por lo pintoresco de sus casas y lo coloridas que están pintados todos los hogares de Aruba, con colores vivos y llamativos que dan buena fama a este eslogan turístico.
Oranjestad es su capital, y en neerlandés significa “ciudad naranja” y hace referencia al color representativo de Holanda. Su ciudad es muy pequeña y se recorre a pie. Incluso es difícil determinar un punto céntrico de la ciudad, siendo la avenida principal, y avenida costanera, la mayor arteria de comunicación entre el norte y el sur de la isla.
En esta ocasión no nos centraremos entonces en los puntos más destacados de Aruba, como son sus playas, sus paisajes y sus exquisiteces turísticas, sino en lo particular de su ciudad capital. Otra ciudad importante – a escala con las dimensiones de la isla- es San Nicolás, la ciudad obrera de Aruba, y que está en el otro extremo con respecto a Oranjestad.
Aruba ofrece un destino vacacional inigualable, pero como todo paraíso terrenal, también tiene historias que contar y cultura para disfrutar. Aruba, en estos aspectos, no desentona en lo más mínimo.