Se trata de una gran masía del siglo XVI que ha sido reconvertida en hotel, que además ofrece un restaurante con platos de autor basados en la cocina tradicional mediterránea y una zona de spa en la que hemos tenido la oportunidad de estar.
Acqua Spa destaca por sus impresionantes vistas a toda la serralada de Montserrat. No hay palabras para describir la sensación de estar estirado en sus hamacas contemplando dicha maravilla de la naturaleza.
También es un centro de bienestar en el que podrás disfrutar de masajes y tratamientos de vinoterapia, como no podía ser de otra forma, de hecho tienen una línea de cosméticos elaborados con esta bebida tan popularizada en la gastronomía mundial.
Tiene unas instalaciones que acogen más de 100 hectáreas de viñedos y bosques que invitan a pasear y disfrutar de la natura de la zona.
Al llegar, por una carretera en medio de campos agrícolas nos encontramos con un parking para dejar el coche. Nos hizo gracia que nada más llegar ya te invade un sentimiento de paz gracias al silencio de la zona; sólo se escuchaba un burro reliznar que nosotros nos lo tomamos como un cálido saludo :) Entre toda su extensión de tierra tienen algunos animales de granja.
En los alrededores a la masía encontramos una zona preciosa para pasear, un jardín con un lago y un pequeño puente que confieren un encanto especial, de hecho es una zona en la que muchos novios optan por hacer la ceremonia.
Al entrar, la chica de recepción te conducirá amablemente a los vestuarios y te proporcionará una toalla, muy necesaria para poder descansar en las hamacas que hay en el interior con vistas a la montaña. También te explicarán como funcionan las taquillas para dejar tu ropa y objetos personales.
Una vez dentro en el centro encontramos unas piscina con algunos chorros de agua, que he de decir que cuesta un poco activarlos. Esta piscina tiene dos ambientes, uno más interior y resguardado que el otro. Desafortunadamente, en mi experiencia el agua no estaba todo lo caliente que nos hubiera gustado, algo que disminuye la sensación de bienestar al pasar un poco de frío.
También tenemos una zona con un par de saunas, la seca y la de vapor. Y una ducha térmica, en la que los chorros de agua salen a diferentes temperaturas y un cubo de agua fría para los más valientes.
Un detalle interesante que tienen es que ofrecen té caliente y fruta fresca, algo que se agradece mucho y te hace sentir bien cuidado. También disponen de un surtidor de agua para que en todo momento estés hidratado.
Frente al ventanal con las fantásticas vistas, se encuentra lo que se le denomina "camino de sensaciones", no es más que un pasillo con piedras que masajean la zona plantar y aunque a simple vista siempre me ha parecido una tontería, lo cierto es que siempre me hace gracia pasear por estas zonas, algunas veces, en algunos centros de spa se encuentran con chorros de agua y reciben el nombre de pediluvio.
Al ser una zona reducida y para garantizar que no se aglomere de gente y con la intención de conducir a la relajación, se debe reservar hora ya que hay un máximo no muy alto de personas en el spa.
El vestuario de la zona es un tanto pequeño, con lo que es dificultoso cambiarse, sobretodo cuando coincides con otras personas. En él encontrarás una ducha, un secador y unas taquillas con un sistema un tanto moderno que a veces se hace difícil de cerrar, pero que es cómodo porque te evita llevar ninguna llave encima.
Sin duda es un lugar donde la relajación está garantizada, simplemente por su ubicación, frente a una gran montaña y envuelto entre viñas, bodegas e historia.
Para poder completar la experiencia sólo nos hubiera faltado probar el hotel y el restaurante, dos partes muy importantes y con muy buenas críticas de este fantástico complejo. Así que sin duda, si quieres disfrutar del mundo del vino junto con la tranquilidad y panorámica que ofrece la zona este es tu lugar.
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