TODOS LOS DETALLES DE UN COCHE DE COMPETICIÓN
Todo surgió por una propuesta de Autoscout24.com para probar el Subaru WRC STI, un auténtico mastodonte sobre cuatro ruedas. Digamos que es una coche de competición adaptado a la carretera que, además, se encuentra al alcance de cualquiera. Sólo hay que ir al concesionario, pagar y llevárselo. Las prestaciones van de serie. A mí me pareció mucho toro para tan poco torero (creo que nunca he superado las 3.000 rpm en mi turismo), pero estoy seguro de que muchos de vosotros sabríais sacarle partido. El coche dispone de diferentes configuraciones para elegir el tipo de conducción, aprovechar al máximo la potencia, la tracción, etc. A decir verdad, aquella mañana lluviosa en el Jarama me cogió desprevenido y no saqué todo lo que llevo dentro.
TAMBIÉN DISFRUTARÁS DE UN CIRCUITO MÍTICO
El Jarama es una de las instalaciones con más historia de Madrid. Diría que a la altura del Santiago Bernabéu, el Vicente Calderón o el Palacio de los Deportes (ahora, WiZink Center). Yo no lo conocía hasta que me subí al Subaru STI, lo que me llevó a descubrir esos pequeños detalles que no se aprecian por la televisión: las dimensiones del trazado, los cambios de rasante, la impresionante recta de meta… Y a descubrir la cantidad de actividades que se pueden llevar a cabo en el circuito madrileño: desde conducir míticos GT, pasando por actividades de karting, hasta cursos de conducción para empresas.
La verdad es que pocas experiencias te disparan la adrenalina como la velocidad en un circuito de carreras. Yo la sentí a lo bestia encajado en el asiento del Subaru STI. Digamos que, como piloto, viví una experiencia recreativa. Pero cuando me cambié de asiento e hice de Luis Moya, la perspectiva fue totalmente distinta. ¡Aún me tiemblan las piernas! Todos los gestos, gritos y rezos que veréis en el vídeo son totalmente verídicos. Y, gracias a los excelentes planos exteriores de la productora Adiós al Silencio, se puede apreciar la experiencia en todo su esplendor. Así que mete la tercera aaarrrrás, dale al play y disfruta tanto como lo hice yo. O, mejor, ¡acércate al Jarana y prueba tú mismo!