Se acerca el 28 de Febrero, día festivo en Andalucía, y que además este año ha caído de forma que podemos aprovechar el finde largo para hacer una escapada y disfrutar con los muchos rincones con encanto que nos ofrece esta tierra.
Córdoba es una opción perfecta para este tipo de escapadas, pues prácticamente cada rincón de esta provincia tiene algo que ofrecernos. Desde unos bosques centenarios, a pueblos más antiguos aún, pasando por una gastronomía exquisita que no deja indiferente a nadie.
1. Montoro
Montoro me robó el corazón una vez que bajábamos por la N-420 de regreso a Granada, y vi la tierra rojiza de su tajo sobre el Guadalquivir brillando con la calidez del sol de la tarde y contrastando con el blanco coqueto de sus casas. Coronándolo todo, la alta torre de la iglesia de San Bartolomé nos brindaba una estampa de un pueblito bastante prometedor.
Y por fin, unos años después de aquella tarde lo visitamos. Y desde luego que no quedamos decepcionados. Una noche y una mañana paseando por sus empinadas calles, descubriendo sus tascas y bares, del aire fresco de sus noches y la calidez de las mañanas otoñales y visitando sus rincones y monumentos.
La iglesia de San Bartolomé, en la plaza principal del pueblo, es sin duda parada obligada. Como también lo son la Casa de las Conchas y el Museo Municipal (arqueológico, mineralógico y de fósiles), ubicado en la Iglesia de Santa María de la Mota y de entrada gratuita.
La Casa de las Conchas, es una casa particular que está decorada con cientos de conchas haciendo diferentes formas y figuras. Se puede visitar por dentro, pagando 1€, pero nosotros llamamos a la puerta y no nos abrieron. Hay un teléfono al que llamar, pero como en realidad queríamos visitar muchas cosas ese día, decidimos continuar.
Otro punto de interés es el Puente de las Donadas que fue financiado gracias a las joyas y demás bienes de los vecinos de Montoro, por ello se le llama puente de las donadas. Desde aquí hay unas vistas preciosas del río Guadalquivir y la fértil vega.
Para comer:
El Círculo Primitivo. Pasad dentro al elegante patio y dejaros aconsejar de las especialidades de la casa. Comida casera de calidad a precio razonable ¡ñam!
Para alojarnos:
Nos quedamos en el Hostal Montoro, a la entrada del pueblo, justo antes del Mercadona. Precio y servicio adecuados.
2. Almodovar del Río
A apenas 1 hora de Montoro se encuentra Almodovar del Río, y coronándolo, el imponente Castillo de Almodovar restaurado a principios del siglo XX y que merece del todo una visita.
El Castillo es una fortaleza de origen árabe edificada en torno al 740 sobre una antigua edificación de épocas primitivas. Perteneció a Alfonso XI y a Pedro I el Cruel y también sirvió como cárcel real en siglos posteriores.
Hay varias formas de visitar el castillo. Nosotros escogimos la visita simple: pagas los 7€ de la entrada y ves el castillo a tu ritmo. Pero existen otras opciones: visitas teatralizadas, almuerzos medievales, y hasta visitas nocturnas en las que te darán algún sustillo que otro. :)
Entre muchas otras atracciones, en el castillo encontraréis una colección de réplicas de espadas históricamente famosas, y hasta a Excalibur clavada en una piedra para que los peques (y los no tan peques) intenten sacarla.
El camino hasta el castillo merece la pena andarlo, aunque es empinado, pero las vistas son maravillosas.
3. Palma del Río
La bella localidad cordobesa de Palma del Río tiene mucho que ver. Situada en un enclave privilegiado entre los ríos Guadalquivir y Genil, su fértil vega ha brindado a la ciudad un escenario idílico para su desarrollo.
Lo más destacado de Palma del Río es su conjunto de arquitectura religiosa, en el que encontraremos entre otros, la Iglesia de la Asunción de Santa María, el Convento de Santa Clara y los conventos de Santo Domingo y de San Francisco (hoy un establecimiento hotelero).
Otro monumento a destacar en Palma del Río es el Palacio de Portocarrero, residencia renacentista construida en el siglo s. XVI y que ha sido escenario de algunas películas como El reino de los cielos dirigida por Sir. Ridley Scott, en 2004.
La entrada al Palacio cuesta 15€ (¿quizá un poco excesiva?) aunque nosotros de todas maneras no pudimos entrar, pues el último tour de por la mañana era a las 13:00 y ya había pasado. La visita al palacio por cuenta propia no está permitida, hay que contratar una visita guiada.
Un paseo precioso y muy agradable es el que bordea la antigua muralla del alcázar de época almohade.
La oficina de turismo está ubicada en la Plaza Mayor de Andalucía, en el edificio de la antigua Alhóndiga. Para variar, durante nuestra visita (puente de Diciembre) la oficina se encontraba cerrada.
Foto by Luisma
Para tapear:
La Cervecería. Las tapas muy variadas y todas buenas, el precio es para todos los bolsillos, te puedes sentar dentro o en la terraza.
Para comer:
Restaurante Hermanos Zamora El restaurante del mismo hostal donde nos alojamos. La comida casera muy buena y a buen precio, con menú del día. El cocinero salió por la noche a preguntarnos si queríamos algo especial que nos preparara porque nos vio con el cuerpo malillo (los fríos) Un trato genial.
Para alojarnos:
Nos quedamos en el Hostal Hermanos Zamora. Desde luego, no está en el lugar más bonito de Palma, pues queda en un polígono industrial a las afueras, pero todo lo demás estaba completo. Para ser un hostal está quizá un poco subido de precio, pero el trato es estupendo y la habitación más que correcta.
4. Aldea de San Calixto
A 35 kilómetros al norte de Palma del Río y en pleno corazón de la Sierra de Hornachuelos, se encuentra la Aldea de San Calixto, rodeada de un magnífico bosque encinas, alcornoques y quejigos, que prácticamente la esconden de los ojos del visitante. De hecho, ¡nos la pasamos!
Es un conjunto arquitectónico y urbanístico en el que destacan el Palacio del Marqués de Salinas, el Convento de las Carmelitas Descalzadas y la iglesia de Nuestra Señora de la Sierra.
Hoy en día, el convento sigue estando habitado por monjas de clausura, y se pueden comprar las artesanías y los dulces que ellas fabrican.
Es un lugar peculiar, con apenas 4 o 5 calles, con todas las casas iguales, como si se tratara de una gran casa única. Paseando por sus silenciosos recovecos encontraremos decenas de pequeños detalles que lo convierten en un lugar curioso y especial.
También llama la atención la completa calma que rodea el lugar.
5. Hornachuelos
A 17 kilómetros al sur de San Calixto, y a otros 17 al norte de Palma del Río, se encuentra la localidad de Hornachuelos.
Asomándose al precipicio que forma el río Bembézar a su paso por esta zona, Hornachuelos se alarga en una cascada blanca de casas coronada por las ruinas de la torre del homenaje del antiguo castillo musulmán, y salpicada por construcciones religiosas católicas.
Sin duda Hornachuelos merece un largo paseo para recorrerlo con tranquilidad, (nosotros lo dimos nocturno) y es en sí mismo una agradable visita. Pero por encima de todo, esta localidad destaca por ser la puerta de entrada al Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos, tierra de dehesas, bosques de encinas, ciervos, jabalíes y de cría del cerdo ibérico.
Para comer y alojarnos:
Nos quedamos con la boca abierta cuando vimos que las habitaciones que habíamos reservado via Booking.com en el Hostal el Álamo no eran una habitación en un hostal sino como una pequeña casita en una cortijada preciosa. El desayuno estaba incluido y fue por todo lo alto: zumo de naranja, tostadas de tomate con jamón ibérico, y té.
Decidimos probar a comer allí mismo y fue todo un acierto. El restaurante a la carta en sí tiene precio tirando por lo alto, pero la calidad es espectacular. Merece la pena 100%. A parte está la opción de comer de tapas o bocadillo, lo cual hace el almuerzo más económico. ¡Y las tapas están bien buenas!
6. Sendero del Guadalora. Ruta circular
No podéis visitar esta zona de la provincia de Córdoba y marcharos sin haber paseado por los deliciosos bosques del Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos.
Hay casi una decena de opciones de diferentes dificultades y duración. Desde un corto paseo por el jardín botánico, a los 26km ida y vuelta del sendero que discurre por la margen izquierda del embalse del Bembézar.
Lo mejor es acercarse al centro de visitantes Huerta del Rey y dejarnos aconsejar por el sendero que más nos conviene realizar. Fue allí donde nos explicaron cómo hacer del sendero del Guadalora una ruta circular.
Partiendo de lo que es en realidad el final del sendero en el Puente de la Esira en la comarcal CO-5310 donde dejamos el coche en un apartadero.
Aquí comienza un precioso sendero que atraviesa un bosque de ribera que en otoño estaba vestido de oro, rojo fuego y verde.
El sendero es fácil de seguir, sin apenas desnivel, aunque en ocasiones se pierde un poco el camino, y hay que cruzar el río varias veces, en su mayoría de veces en sitios sin agua, pero en un momento concreto hay que saltar de piedra en piedra, por eso la calificación como de dificultad “media”.
Como a 3 o 4 km nos encontraremos con las ruinas del Molino de la Paloma, lugar para descansar, tomar un picnic, o simplemente deleitarse con los majestuosos árboles que rodean la ribera del río en este punto.
A partir de este punto tenemos la opción de continuar hasta el lugar donde realmente se inicia el sendero, lo cual nos dejaría a 7km de donde dejamos el coche, o simplemente, girar sobre nuestros pasos y regresar por el mismo camino que hemos venido, convirtiendo así el sendero en una preciosa y muy asequible ruta circular.
Gastronomía cordobesa
Una escapada a Córdoba no es lo mismo si no nos paramos también a deleitarnos con su exquisita gastronomía. Conocer Córdoba va unido inseparablemente con la degustación y disfrute de sus platos típicos y con vivir la cultura del buen comer y el buen beber de sus gentes.
Ya sea con una sopa de picadillo con caldo casero para entonar el cuerpo después de unos vinos de más, o de un plato de venado estofado con salsa de zanahorias, o unos boletus silvestres a la plancha aliñados pasando por platos tan típicos como el flamenquín cordobés, el salmorejo, o las chuletas de cordero a la brasa y por supuesto, sin olvidarnos de la tapa estrella, el jamón ibérico.
En definitiva un deleite para los sentidos que hará de nuestra escapada a Córdoba nos deje siempre con ganas de más.
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