A veces pienso que no soy la única que tiene un problema. No sé, a veces pienso que en general todo el mundo tiene un problema grave de desgana colectiva y tendencia a olvidar. No sé si será como esa gente que dice que se han olvidado las cosas importantes de hace tiempo pero yo a veces siento que sí. Que se olvidan de mí. Puede que no sea tan importante como las cosas de antes pero considero que en cierta manera puedo llegar a serlo. Hay días que me pregunto a qué aspiro con todo lo que hago. Con los días perdidos, las horas muertas, la desgana y las ganas de desganarme. Y no creo nunca tener una respuesta clara que me permita dejarme llevar o dejar de pensar. Igual por eso creo que tengo un problema. Cuál es el objetivo de mi vida. Para qué estoy en este mundo. Qué es lo que quiero o necesito para ser feliz. La mitad de las respuestas no las tengo y la otra mitad soy incapaz de buscarlas.
La mitad de las veces que pienso en mí como una persona termino hundida en la mierda más profunda porque soy incapaz de valorarme o de verme como un ser que merece la pena ser querido/amado/apreciado. Pienso que si tuviera más de esto o más de aquello o menos de lo otro todo iría mejor. Todos mis problemas desaparecerían. Miro a la gente y pienso que quiero ser como ellos, no tener problemas, no tener inseguirdad, saber qué quiero en la vida y qué necesito para ser feliz. Ser independiente, ser abierta, ser libre a fin de cuentas. Siento que no soy libre y lo mejor de todo es que ni siquiera sé por qué.
Mido mis logros en baremos que los demás han puesto y no en base a mis posibilidades porque no sé realmente cuáles son mis posibilidades. He sido un alma en pena desde siempre. Un espíritu vagabundo que nunca tuvo fuerza suficiente para imponerse al destino y plantarle cara y decirle “aquí estoy yo” y obviamente cuando pienso en ello y en cómo estoy afrontando los días y cómo todo es como es, pienso también que igual es que me lo merezco.
No sé, la vida es algo complicado. Te levantas, desayunas, te vistes, te lavas y piensas que así estás haciendo algo positivo. Te intentas cuidar, te prometes que retomarás tus hábitos saludables, esos que tenías antes de que tu mundo se despedazara a tus pies y justo en tus narices, tan rápido que apenas pudiste reaccionar y activar el plan de defensa. Y llevas recuperándote desde entonces. Y desde entonces todo es lo mismo. La misma desgana, el mismo tipo de cielo sobre ti y el mismo tipo de sol colándose por tu ventana. Algún día entenderás por qué te trajeron a vivir una vida que no entiendes y a la que no consigues manejar. Algún día te contarán cuál es el objetivo de tu existencia o te lo dejarán en post-its por toda la habitación esperando que en un arranque de lucidez encuentres la lógica que los une y consigas por fin sentirte menos esclava de tu propia depresión.
Lo que de verdad me gustaría supongo, es poder quitarme la coraza de roña y malas costumbres. Guardarla con esmero en una caja forrada en seda y decorada con un enorme lazo granate y meterla en el armario para no volver a recordarla jamás. Supongo ue lo que de verdad quiero es no tener tantas montañas rusas dentro o al menos disponer de un cronograma que me permita manejarlas cuando se descontrolan y arman su revolución. Igual lo único que quiero es tener la capacidad de no complicarme por las noches, de no pensar y de no sentir demasiado fuerte. De disfrutar de ese pasotismo y la simpleza de la gente que solo se preocupa de qué baldosa pisarán a continución. Y no sé, yo debería estar durmiendo.