La animación stop motion es casi tan vieja como el propio cine, pero no parece que vaya a agotarse. Puede que el secreto se esconda en su cualidad inimitable: utilizando marionetas o personajes de plastilina y posicionándolos cuidadosamente 24 veces por segundo, los artistas del stop motion consiguen un movimiento cuya cercanía y calidez difícilmente son superadas por las técnicas de CGI. En un momento en el que todo puede simularse, el esfuerzo titánico del stop motion parece, más que nunca, una heroicidad. Quizá ahí resida su magia.
Para homenajear a esta técnica clásica de animación, le preguntamos al animador, ilustrador y creativo David Duprez por sus diez películas stop motion favoritas. Las elegidas por Duprez, profesional detrás del curso Stop Motion for fun!, son una gran puerta de entrada a un arte que sigue dándonos obras maestras más de cien años después de nacer.
The Nightmare Before Christmas (1993)
La historia de cómo el rey de Halloween, Jack Skellington, intentó robar la Navidad sin querer ya forma parte de la cultura popular de todo el planeta. Poco nuevo se puede decir sobre una de las películas más emblemáticas de los noventa, gracias al universo gótico de Tim Burton, el saber hacer de su director, Henry Selick, y las conocidas canciones de Danny Elfman. Disney se arriesgó con un concepto ideado por Burton, al que años antes habían expulsado del estudio, pero que ahora, tras dirigir Beetlejuice y Batman, tuvo la oportunidad de desplegar todo su imaginario. Chicken Run (2000)
En su momento la película animada en stop motion más taquillera de la historia, Chicken Run llevó a la gran pantalla la extraordinaria técnica y la narrativa de los ingleses Aardman Studios, responsables de los conocidos cortometrajes de Wallace y Gromit. Peter Lord y Nick Park lograron con su película no solo algunas de las escenas de acción en stop motion más espectaculares que se recuerdan, sino también contar una historia inspirada en los clásicos de evasión carcelaria que gustó a niños y adultos por igual. James and the Giant Peach (1996)
Basada en una novela de Roald Dahl, James and the Giant Peach es una de las películas más extrañas de Disney, aunque solo sea por su estética, a medio camino entre lo terrorífico y lo enternecedor. La historia de James, un niño que encoge y se hace amigo de una panda de insectos que viven dentro de un melocotón, fue dirigida por un Henry Selick en el que Disney confió tras el éxito de The Nightmare Before Christmas. Tim Burton la produjo, sí, pero sus extraños personajes, el drama paterno-filial y su inquietante atmósfera se lo deben todo a Selick. Fantastic Mr. Fox (2009)
La historia del cine stop motion ha estado marcada sobre todo por un puñado de grandes nombres que no van a dejar de asomar la cabeza por este artículo: Burton, Selick, Roald Dahl... aquí, Wes Anderson partió de una novela de este último para armar la que para muchos es su película definitiva. Un cineasta tan obsesivo y perfeccionista como Anderson encontró la horma de su zapato en el stop motion, y decidió doblar la dificultad haciendo que todos los protagonistas tuviesen una frondosa capa de pelo. El nivel de expresividad al que llega la película queda completo por su hermoso guion, una estupenda banda sonora y un diseño de arte que, diez años después, sigue siendo inolvidable. Kubo and the Two Strings (2016)
Una historia épica de samuráis en stop motion. Así podríamos definir Kubo and the Two Strings, una bellísima película que destaca en esta lista por inspirarse en el arte tradicional japonés: en la pintura sumi-e, el origami y sobre todo en los grabados del mundo flotante o pintura ukiyo-e, cuyo representante más popular es Hokusai. Por momentos poesía visual en la que perderse y por otros la historia íntima de una familia en descomposición, Kubo and the Two Strings es de momento la obra cumbre del estudio Laika, compañía detrás de algunos de los mejores ejemplos del stop motion actual. ParaNorman (2012)
Otro ejemplo del saber hacer de Laika, Paranorman destaca no solo por su preciso diseño de personajes y su capacidad para reinterpretar la comedia de instituto de toda la vida, sino también por el poderoso mensaje de aceptación del otro que esconde en su corazón. Todas las películas de esta lista están recomendadas para niños, pero ParaNorman, que entre otras cosas contiene al primer personaje abiertamente gay en una película comercial de animación, debería ser de visionado obligatorio. Corpse Bride (2005)
A estas alturas de la lista, todavía no habíamos llegado a ninguna película stop motion dirigida (pero de verdad) por Tim Burton. Corpse Bride, de hecho, fue la primera de la que verdaderamente se encargó. Visualmente arrebatadora y llena de emoción, Burton volcó en ella todas sus obsesiones estéticas para contar la aparentemente imposible historia de amor entre un vivo y una muerta. Con ella aprendimos que el mundo de ultratumba puede ser mucho más divertido que el de aquí arriba, y Burton quizá se armó de valor para dirigir, en 2012, un proyecto con el que había soñado durante años: Frankenweenie. Coraline (2009)
Basada en un libro de Neil Gaiman, Coraline destacó en su estreno por su extraordinario uso del 3D estereoscópico: los animadores fotografiaron cada plano desde dos posiciones ligeramente distintas para conseguir esta sensación. Sumando esto al ya de por sí multitudinario esfuerzo que supone una película stop motion, Coraline se convierte en un logro no solo narrativo, sino también técnico. Y su historia, llena de túneles a otro mundo, misteriosos enemigos y gente con botones por ojos, puede disfrutarse también, claro está, en 2D. Isle of Dogs (2018)
Wes Anderson no tuvo bastante con Fantastic Mr. Fox y decidió redoblar sus esfuerzos en el stop motion: más personajes, más tramas, mas ambición. El resultado es Isle of Dogs, una película de aventuras que también es una película distópica, y también la historia de la relación entre un niño y su perro, y también un alegato animalista, y también... Inclasificable y única, inspirada por el cine clásico japonés de directores como Kurosawa, Isle of Dogs es otra de las cumbres del stop motion y de la filmografía de Anderson. Clash of the Titans (1981)
La creación de criaturas animadas en stop motion para introducirlas en una película de imagen real es un arte mayoritariamente pasado de moda, ahora que el CGI permite hacer cualquier cosa. Pero durante décadas, los monstruos stop motion fueron la única opción: el animador Ray Harryhausen fue el rey de todos ellos, y Clash of the Titans, para muchos, su obra maestra. Medusa, el Kraken o un búho parlante son solo algunas de las criaturas que hacen acto de presencia en este clásico del cine épico de aventuras, que no ha perdido ni un ápice de su encanto analógico casi cuarenta años después de su estreno. Te puede interesar
- Stop Motion for fun!, un curso de David Duprez.
- Animación en stop motion con plastilina, un curso de Becho y Mab, Can Can Club.
- Stop Motion: animación fotograma a fotograma, un curso de Coke Riobóo y Lourdes Villagómez.