Me gusta la gente que se hace la valiente yendo a ver películas de terror y que luego acaba
Me gusta, también, esa gente que no se avergüenza de decir que ve Gran Hermano (Vip) y que desde que ve a Ylenia a todas horas, mete más de un “máximo” como complemento a sus palabras (Bien por esas encantadoras chonis que ganan el triple que gente normal y educada, bravísimo!) Me gusta, también, esa gente que, como yo, cambia de canal cuando empiezan los deportes en los telediarios y que piensan que los presentadores del tiempo de televisión española parecen sacados de “Cuéntame cómo pasó”.
Me gusta la gente que silencia todos los grupos de Whatsapp y luego se queja de no enterarse de nada. Y que reniegan siempre, pero cuando no les escriben piensan “uy, qué raro…a ver si es que han creado otro grupo a mis espaldas!”. Me gustan los que se quejan, qué narices. ¿Qué sería de la vida sin las quejas cotidianas? Ya está bien de tanto “bienquedismo”. Yo me quejo de la gente que nunca se queja. Hombre ya.
Y, por supuesto, me encanta la gente de risa floja (y la de risa cerdo más aún). La que sigue viendo capítulos antiguos de Friends cuando no sabe qué ver. La que vio “El chavo del ocho” y “La familia crece”. La que lloró con la muerte de Marcial. La que veía “Hostal Royal Manzanares” y baila con las de Rafaella Carrá.
La que compraría una “batamanta”, o incluso una “caramanta” (va por ti, C.)
Me gusta la gente que se atreve, la que no tiene miedo a preguntar ni a cuestionar. La que lucha por sus metas, la que sueña con más. Y más aún. Los que dicen “no me importa” cuando les dicen que algo es difícil. Los que creen que la cordura es lo mejor que les puede pasar para dejar de inventar. Los que imaginan, me gustan los que imaginan.
Y los que crean las situaciones, los que no las esperan, los que las diseñan. Los que se lanzan con un par de narices cuando les gusta alguien. Los que se enamoran aunque les rompieron el corazón. Los que se ponen guapos porque sí y no por nadie. Los que piden perdón cuando meten la pata y dan las gracias cuando…siempre, los que dan las gracias siempre.
Y también me gusta la gente que esta noche está viendo “La Voz” porque Alejandro Sanz es coach (y además piensan que “Más” fue el mejor disco jamás publicado).
Me gustan los que se emborrachan con una copita y mandan mensajes que no deberían. Los que se emocionan cuando suena “La revolución sexual”. Los que bailan sin mirar quién mira. Los que cantan como si se jugaran su permanencia en Operación Triunfo. Los de la “muerte por Jagger” (pero que siempre resucitan para repetir, vamos). Los del ibuprofeno mañanero.
Me gusta esa gente. La que sigue buscando el sol en días nublados. La que no le teme a la lluvia pese a que cale hasta los huesos. La que vive sin miedo.
Los rebeldes sin causa (y con causa, mejor aún).
Y me gusta, sin lugar a dudas, la gente que, pese a la edad que tenga, conserva el corazón joven.
Esos héroes que tiran pese a los dolores, pese a las decepciones y las caídas. Esas personas que son personas. Las que no siempre saben qué decir ni cómo expresar lo que sienten. Las que demuestran lo que tienen en un abrazo. Las que ceden su asiento. Las que regalan su vida.
Esas. Esas son las que cuentan.
Fairy tales can come true, it can happen to you
If you’re young at heart
Yo creo en eso, ¿y tú?
Feliz día.
M.
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