Antes de seguir, hola, ¿cómo estáis? Qué mal educada, no hay que perder las buenas costumbres.
Como os decía no hace tanto que tengo la aplicación, poquito antes de empezar con el blog, y me he descubierto haciendo cosas por las que les reñía a mis hijos. Sin darme cuenta, he empezado a llevarme el móvil a la mesa y, lo que es peor, usarlo mientras comemos. Ahora mi hija y mi marido me tienen que reñir a mí.
No pasa nada por contestar a un par de personas en un momento, o eso me decía hasta que el otro día fui al médico.
La semana pasada estuve de visitas medicas rutinarias, dos días distintos, y me sorprendió la actitud de la mayoría de las personas que llegaban decían "buenas", como mucho. Se sentaban y acto seguido, móvil fuera y a jugar, wasapear o lo que sea. De 10 o 12 personas que podíamos estar en la sala de espera, lo mismo un día que otro, menos de la mitad parecíamos raros por no estar con el móvil jugando.
La verdad que me dio por pensar, que pena. Antes llegabas a una sala de espera y escuchabas el murmullo de la gente hablando, contándose sus males o sus historias, chismorreos, mientras la enfermera te llamaba para pasar a la consulta. Ahora solo escuchas los distintos ruiditos que hacen los móviles.
Desde entonces me ha dado por fijarme en eso. Te sientas en una terraza y te ves a las familias o a las parejas sentadas delante de la copita, calladas y dale que te pego al móvil. A lo mejor están hablando entre ellos, no me extrañaría lo más mínimo.
Y es que ya se usa el Whatsapp hasta para dejar a tu pareja. Mucho más ecológico que el post it de toda la vida.
Y claro, tener Whatsapp genera unas obligaciones sociales nuevas. Segura que alguna vez te han "invitado" a algún grupo y ese grupo ha sido una pesadilla, mensajes a tooodas horas. Estas desesperado, le han dado a silenciar pero no es suficiente, los 126 mensajes siguen ahí y te agotan la batería. ¿Qué hago? ¿Me salgo del grupo? No puedo, ¡saldrá un aviso que leerán todos y se enfadarán! Qué dilema, pero se acabó. En este artículo nos explican cómo dejar un grupo sin que nadie se entere. Vamos un "irse a la francesa" de toda la vida.
Pero que te salga chepa no es el único peligro que nos trae el guasapeo. En este artículo podéis ver las estadísticas de atropellos y diversas lesiones por usar el móvil mientras andamos por la calle, aparte de una divertida anécdota sobre un payaso...
Protectores para peatones despistados en Londres
Y entonces me dio por mirarme el ombligo. Yo como con el móvil encima... y lo saco de vez en cuando para escribir... ¿estaré enganchada como con el Candy Crush? Hice este test y ... ¡20 puntos! ¿Cuántos te salen a tí?
Que conste que no estoy en contra del avance tecnológico, todo lo contrario, pero sí que me disgusta pensar que le damos preferencia a un chisme antes que una conversación entre personas, conversación en 3d, como dice este cartel. Así que hay que buscar un punto medio, ni hablar con el de al lado por WhatsApp ni vivir como los cromañones. Aquí nos dan algunos consejos a seguir si queremos rehabilitarnos de nuestra wasapeabitis (¿me lo reconocerá la RAE?) y reinsertarnos en la sociedad como usuarios sanos.
Bueno no me lío más, que si sigo no paro.
¿Que pensáis vosotros?, ¿creéis que tengo razón o por el contrario estoy equivocada y soy una antigua retrógrada?
Besos y hasta la próxima.¡ A ser felices!