Egipto abusaba del “zitus”, bebida semejante a la cerveza, pero de gran fuerza alcohólica.
En la India bebían el vino de “soma”.
Los tártaros, el “lawbwine”, preparado con arroz y leche fermentada.
Los chinos el “sam-ohso”, extraído del sorgo.
Plinio y Tácito ya hablaban del exceso de bebidas alcohólicas en la Galia y en España.
En muchos países orientales se hacía el vino de dátiles y de palma.
Un vaso de vino tinto con las comidas es bueno para el corazón.
En los países fríos, acostumbran a beber el vino o la cerveza caliente con miel y especias.
El anís fue utilizado como remedio contra el cólera en el siglo XVIII.
El champagne de mejor calidad es aquel que tiene burbujas finas y no demasiado abundantes.
El vermut antiguamente era un aromatizante.
Dicen que los bebedores de café tienen relaciones sexuales con más frecuencia.
Existe lo que se denomina “bebida tranquila”, elaborada con frambuesas fermentadas con una graduación de 14%.
Una empresa láctea de Nueva York creó un helado con vino.
Las manchas de vino tinto se eliminan con vino blanco.
Los japoneses le dan vino blanco a los cerdos porque creen que contribuye a mejorar el sabor de la carne.
El espacio exterior está lleno de alcohol
El alcohol está en todos lados, casi todas las frutas tienen al menos una pequeña proporción de alcohol en su composición química.
Una jarra de cerveza, una copa de vino o shot de vodka tienen aproximadamente la misma cantidad de alcohol.
Una botella de champagne contiene 40 kilogramos de presión por cada 5 centímetros cuadrados. Cuando el corcho sale disparado puede alcanzar los 90 kilómetros por hora.
En la década de 1920 la importación y consumo de alcohol fue prohibida por la llamada Ley Seca, o Ley de Volstead, en Estados Unidos. La restricción fue impulsada por el entonces presidente Woodrow Wilson. La enmienda fue derogada en 1933.
Para disimular el alcohol de pésima calidad que se podía conseguir en el mercado negro, los barmans comenzaron a mezclarlo con jugos de frutas y especias aromáticas como la menta y el romero.
Los checos son los que beben más cerveza. Con un increíble promedio anual de 150 litros per cápita, dejan atrás a los irlandeses y alemanes, tradicionalmente considerados cerveceros.
La Absenta, surgió en Suiza, y fue parte de la biografía de artistas como Baudelaire y Toulouse-Lautrec. Es una de las bebidas más fuertes cuyo contenido de alcohol roza el 90%.
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