A toda esta emoción se sumó el rumor de que Diego Boneta tendría un papel secundario en la historia, cosa que, aunque sí sucede, es demasiado breve como para tener una opinión sobre cómo lo hizo.
Desde hace tiempo Hollywood ha querido mostrase más incluyente e incluso un poco anti-Trump por esta misma razón no es raro que Terminator: Destino oculto transcurra en la frontera de México, en algunas partes de Texas y esté protagonizada por tres mujeres Sarah Connor (Linda Hamilton) Grace (Mackenzie Davis) y a Dani (Natalia Reyes), una mujer inmigrante quien se convierte en la nueva esperanza para terminar la guerra contra las máquinas.
Daniela vive con su papá (Enrique Arce) y con su hermano Diego (Diego Boneta) en México, muy cerca de la frontera con Estados Unidos, junto a su hermano trabaja en una ensambladora automotriz y aunque piensa que su existencia no tiene mayor propósito un buen día las cosas cambian.
Una super soldado llamada Grace viene del futuro para salvar su vida. Mientras esto sucede un Terminator, que también fue enviado del futuro, intenta terminar con su vida y con todo aquel que se interponga en su misión.
Mientras Dani huye con su hermano y su nueva protectora, Grace, las cosas para ellos se complican, pero no por mucho tiempo pues Sarah Connor, quien está sedienta de venganza, está a la espera de casar a cualquier Terminator.
Sin embargo, algo ha cambiado en ella, ya no es aquella joven ingenua, pero tampoco es la mujer madura por la que todos estábamos esperando. En cambio, es la caricatura setentona que imaginaron un grupo de guionistas a los que se les ocurrió que empoderarla era ponerla amargada, frunciendo el ceño y diciendo, a lo largo de la película, diálogos poco pensados.
Aunque esta película trata de ser incluyente con los latinos y con las mujeres, no es más que un fraude que sólo pone a cuadro a tres mujeres en diversos escenarios rodeadas de latinos. Dani no brilla jamás, Sarah Connor es, como ya lo dijimos con anterioridad, el estereotipo de una mujer resentida y Grace, aunque es poderosa, no logra controlar sus emociones y necesita de la ayuda del viejo T-800 (Arnold Schwarzenegger) para vencer al mal.
Aunque Terminator: Destino Oculto intenta mostrarse como incluyente, termina contradiciéndose en cada escena, porque desde luego Hollywood, contrario a lo que intenta abanderar, aún no está listo para empoderar mujeres de la forma correcta.
Pese a que esta nueva Terminator contaba con el talento de Diego Boneta, Arnold Schwarzenegger, Linda Hamilton y más, la única que logra salir ilesa es Mackenzie Davis, quien realmente lo hace espléndidamente pese a la pobreza de su guion.
Y aunque me gustaría decir que los efectos visuales de Terminator: Destino Oculto son sorprendentes, la verdad es que no hay nada nuevo bajo el sol. Lo único rescatable, y eso quizá tal vez para los fans, son las referencias a Terminator 2: El Juicio Final.