Anoche me acosté pensando en las personas que me rodean, los materiales que poseo, los estímulos que me producen y, en paralelo, los que debería sentir. No es novedad que pensemos muchas cosas diferentes al mismo tiempo y lleguemos a mezclar todo ¿cierto?
Hoy, después de la somnolencia de mis ideas, me atrevo a compartir las reflexiones al respecto de tales pensamientos a las que abordé y son:
Podemos disponer o sentir que disfrutamos de mucho, como por ejemplo:
Tener hermano, pero relacionarse poco con él.
Padre, pero recordar tardes de deberes pobres compartidas durante la etapa de escuela primaria.
Madre, pero no lograr despegarse de sus instrucciones de vida.
Amigos, pero compartir sólo momentos aislados.
Trabajo, pero percibirse improductiva.
Novio, pero sentirse sola.
Sueños, pero verlos inalcanzables.
Vida, pero sentirla destrozada.
Salud, pero enfermarla.
Pasatiempos, pero no practicarlos.
Plata, pero guardada.
Objetivos, pero no alcanzarlos.
Tener ganas de hacer más y sentirse mejor, pero no hacer nada.
Tener, miedos. Desconfianza: esa es la causa de todo lo demás, porque sólo en la misma persona reside la posibilidad de ser feliz e infeliz en la misma proporción que cada una decida y lo permita.
¿Los sentimientos negativos son una muestra de la depresión personal? ¿De qué manera podemos ayudarnos a combatirla?
¿Se puede ser dueño de tanto, pero a la vez tan poco?
Fuente: este post proviene de Blog de Cintiapa, donde puedes consultar el contenido original.
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