En las fechas de fiestas navideñas, se acostumbra a realizar balances generales acerca de lo vivido en el tiempo pasado.
Y allí me detengo, ¿Por qué suspenderse en lo que ya pasó? En lugar de preguntarnos quienes somos y reconocer el sitio en el que estamos ahora.
Solemos pensar demasiado en lo que haremos, y deseamos llegar a un sitio final, al objetivo plantado la noche de año nuevo, como si fuera excluyente enfrentarnos a pruebas que nos hagan sufrir para merecer el placer inmediato.
¿Quién soy?
¿Qué deseo?
¿Hacia dónde quiero ir?
¿Con quién?
¿Soy feliz?
Hoy, no ayer, ni mañana.
Hoy.
¿Te lo preguntas a menudo?
Te invito a pensar en tus deseos, tus valores, tus aciertos, tus alegrías.
Independientemente del día que sea, es tu día, tu momento, tu tiempo de ser feliz.
Hacer.
Decir.
Reclamar.
Sonreír.
Gritar.
Callar.
Compartir.
Omitir.
O simplemente continuar como hasta ahora, sin imponerte el plan perfecto de visualización de próspero año nuevo (y no por eso caer en la negatividad).
Permítete ser tú. Simplemente tú. Como quieras, dónde quieras.
Hoy, 31 de Diciembre del año 2012 es el día en el que la fecha dejó de marcar un hito de convenciones culturalmente perseguidas y tildadas de correctas para pasar a ser, para mi, el día en el que pude dejar de ser como todos, para ser sencillamente yo misma: una mujer que disfruta de ser mujer.