Una las muchas ventajas que tiene dedicarse al mundo del turismo y los viajes es conocer y disfrutar las distintas costumbres tradicionales y culturales de los diferentes países. Tradiciones curiosas, graciosas, sorprendentes… que hacen que el viajero conozca mejor las raíces culturales de cada destino turístico que visita. Como la Navidad es una temporada del año bastante triste para algunos, en Gretur Viajes vamos a intentar regalar alguna sonrisa hablando de una de las festividades más simpáticas que en España celebramos en diciembre y en otros países del mundo celebran en abril: el Día de los Santos Inocentes.
El Día de los Santos Inocentes en España.
En España, México, Argentina y otros países americanos el Día de los Santos Inocentes se celebra justo en medio de las dos fechas más señaladas de la Navidad: el 28 de diciembre. En ese día la tradición manda gastar y recibir bromas de todo tipo, desde que te cuelguen en la espalda el típico monigote de papel, a que en el restaurante te cambien el azúcar o la sal, tu mejor amigo te ofrezca un caramelo picante, la televisión emita alguna noticia peculiar o el periódico inserte algún artículo gracioso.
Encontramos dos orígenes que explican el nacimiento de esta tradición, ambos relacionados con la religión católica. La primera explicación nos lleva al año cero, a ese supuesto mes de diciembre en el que nacería el Hijo de Dios, el pequeño Jesús. Como recordarás por las clases de religión, en aquella época mandaba en Belén el fiero Herodes, un señor que quiso terminar con lo que veía venir que iba a ser un problema gordo futuro mandando matar a todos los niños menores de dos años nacidos en el pueblo.
Esos miles de niños asesinados impunemente recibirían el nombre de Santos Inocentes y, en principio, se supone que deberíamos honrar su recuerdo el 28 de diciembre. Pero si lo piensas… ¿no es un poco raro recordar ese suceso tan trágico pinchando monigotes en las espaldas ajenas? Esa incongruencia nos lleva al supuesto segundo origen de la festividad de los Santos Inocentes.
Cuenta la leyenda que allá por la Edad Media los campesinos, jornaleros, criados, obreros y demás menesterosos solo podían reírse a gusto de sus amos un día al año: el 28 de diciembre. Esa fecha se denominaba “El día de los locos” y durante 24 horas estaban permitidas las bromas y las burlas sin consecuencias (inmediatas, claro). A los obispos, curas y demás dignatarios de la Iglesia Católica de aquella época oscura no les hacía ni pizca de gracia tanta bromita, pero por mucho que intentaron eliminar la tradición entre el vulgo, solo consiguieron que las bromas pasaran a niveles pelín más crueles. Visto lo visto, la sapiencia eclesiástica decidió unir dos festividades populares, la de los Santos Inocentes de entonces y la de “los locos bromistas”. ¿El resultado? Nuestro hispano, popular y lleno de sentido del humor Día de los Santos Inocentes.
April fools´day en Estados Unidos, Australia y Reino Unido.
En muchos países de influencia británica el 28 de diciembre español se transforma en el 1 de abril, pero la esencia del día es la misma: una jornada dedicada a las bromas y a festejar ese sentido del humor que tanta falta nos hace cuando pasamos una Navidad regular. Si sabes un poquito de inglés, seguro que te has dado cuenta de la similitud del nombre “Fool´s day” y “Día de los Locos“, la segunda supuesta explicación de la celebración de esta fiesta sonriente.
Poisson d´avril en Francia y Canadá.
En los países de influencia francesa nuestro día de los Santos Inocentes cambia también de fecha y de nombre: “Poisson d´avril” o “Pescadito de abril“. Los historiadores no se ponen muy de acuerdo con el origen del nombre, pero quizá tenga su explicación en que los inocentes caemos en el cebo de las inocentadas lo mismo que los pescaditos pican el cebo de los listos pescadores. Este nombre traducido como “Pesce d´aprile” es la festividad risueña de nuestros vecinos italianos, otro pueblo mediterráneo, alegre y vital que conoce el poder sanador de la risa.
¿Y tú? ¿Celebras el 28 de diciembre o el 1 de abril?
Redacción: Marta Barrero. MARAVEGA Comunicación.