Llega San Valentín y un humilde servidor, os trae una historia trágica de amor, porque el amor no siempre es bello y hermoso, puede ser bello y quedarse en un recuerdo, amargo en este caso que nos ocupa.
Como buen fan de 007, soy amante de las escenas de acción y de las chicas Bond por supuesto, pero en este caso no os voy a desgranar la película en sí, si no que lo que os voy a desgranar y viendo las fechas que se acercan, es en la historia de amor entre dos pipiolos como son James Bond ( George Lazenby en la única incursión que hizo en el rol de 007) y Tracy Di Vicenzo ( Diana Rigg), la por otro lado inolvidable Emma Peel de la serie "Los Vengadores".
Lo que empieza como un flirteo, un polvete de balcón, en el que Tracy juega con nuestro agente secreto, poco a poco se convierte en un amor intenso, en principio promovido por el padre de nuestra particular Julieta buscando la complicidad de Bond, ayudándole a buscar a la cabeza de "SPECTRA", Blofeld.
Poco a poco Bond se queda prendado de la bella Tracy, con paseos a caballo, por la playa, por los jardines, besos furtivos, miradas cómplices y ambos quedan perdidamente enamorados a pesar de las reticencias iniciales por parte de Tracy y con un intervalo que supone el afrontar la misión de captura y presumible muerte de Blofeld, al final nuestro agente secreto decide tomar una decisión trascendental para su vida, es decir, pedirle matrimonio a Tracy y ojo, promete no tocarla ( amatoriamente hablando) hasta la noche de bodas, quien ha visto y quien ve al señor Bond con lo picha brava que era él (ojo que le puso los cuernos en medio de la misión, pero claro no cuenta porque es al servicio de su Majestad, no vaya a rebelarse la prometida).
El caso es que llegamos al momento en el que ella llena de lágrimas besa tiernamente a James tras darle el "sí quiero" con esa mirada de perdidamente enamorada, cortando la tarta y James mientras se despide de Money Penny a su manera, es decir lanzando su sombrero a modo de ramo de flores.
La despedida es un símbolo de que nuevos tiempos se avecinan, tiempos de alegría y de alborozo, pero todo lo bueno se acaba y por desgracia, James hace una parada inesperada y Blofeld hace su aparición asesinando a Tracy. Es en ese momento cuando oímos esa frase que le dice Bond al policía que se interesa por su estado: "Tenemos todo el tiempo del mundo", el nombre de la canción que hemos oído oyendo a lo largo de toda la película, esa maravillosa melodía de Louis Armstrong, que emociona sólo con escucharla, aunque para mí lo que me hace derrochar lágrimas, siempre es el trágico final, con un Bond desolado por la muerte de su amada, una muerte que simboliza el cruel destino parece perseguir al agente doble cero, el no poder ser feliz nunca ( a Vesper Lynn me remito siendo el precedente más cercano).
Feliz San Valentín "DVASers" y disfrutarlo con mucho cine y muchas series.
Por José María Molano